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El ?Barretero? de Iztacalco

Francisco Ortiz Velázquez/I| El Universal
Miércoles 16 de febrero de 2000
El ?Barretero? de Iztacalco

. (Foto: VICENTE ARTEAGA/El Universal )

No le gustan los golpes, pero es campeón mundial; ?Barreta? Barrera va por la pelea de su vida

Desde que pesaba 28 kilogramos...

Marco Antonio Barrera sonríe, observa aquella foto en la que tiene siete años y el réferi le levanta la mano tras uno de sus primeros combates.

Han pasado ya 19 años.

De las peleas callejeras en su barrio y los ?trompos? a la salida de la secundaria; de aquel ir y venir por las callejuelas bravas y los andadores peligrosos como laberintos de la unidad donde creció y donde vive, Picos de Iztacalco. Hasta el descubrimento mágico del boxeo, los entrenamientos, la adrenalina, la emoción de ir a ?ranchear? y, luego, las rechiflas, las ?mentadas? y los aplausos en las arenas.

El título nacional. Luego, el mundial.

Recuerda Marco Antonio: Cuando comencé en el boxeo era un chavillo: siete años y apenas pesaba 28 kilos. Ahí andaba corriendo junto con el ?Bolillo? González, Joel Luna Zárate, Miguel Ángel González, los Vargas, Goyo y Adán, pues todos somos de la misma generación. Íbamos a pequeños torneos, nos saludábamos. Lo bonito de todo es que nos llevaban a pelear a los pueblos, como se dice en el medio, a ?ranchear?, y terminando de pelear nos ofrecían una rica barbacoa, nos daban buena comida y se generaba la convivencia con ellos, los familiares y amigos que nos acompañaban a las peleítas. El apoyo de la gente de esos lugares era algo muy bonito. Eso hizo que nos gustara cada vez más el boxeo.



El embeleso del nocaut

Pero no ha sido fácil el camino para Marco Antonio ?Barreta? Barrera. Pese a ser un hijo de familia que no necesitó nunca del boxeo para salir adelante.

Originario de Iztacalco, un día cambió el futbol por el boxeo. Y con un hambre de triunfo inusitada se dejó llevar por el embeleso del nocaut, el vaivén de "bending", las pinceladas del gancho o el oper y la caricia somnolienta del nocaut.

Tuvo que debutar en el boxeo profesional con papeles falsos. Un ?cachirulazo? del boxeo, para, a los 17 años, abrirse paso con dos fulminantes nocauts al inicio de su carrera y al año siguiente conquistar el título nacional. Luego, el cetro mundial que se le negó. Subestimado por el Consejo Mundial de Boxeo, Barrera se refugió en la Organización Mundial de Boxeo, donde alcanzó pedestal de héroe, sobre todo en el sur de Estados Unidos, donde le endilgaron el remoquete" Killer Baby Face". Hasta que saboreó el veneno amargo de la derrota, ante Junior ?Poison? Jones.

Después, la reconquista del título. Hasta llegar a éste que puede ser su gran momento si derrota este sábado en Las Vegas al actual mejor boxeador del mundo dentro del CMB: Erik ?Terrible? Morales.



La cuna de ?Barreta?

Cuenta Marco Antonio Barrera: Mi inicio en el boxeo fue muy raro. Desde que tengo uso de razón en mi casa me inculcaron el futbol. Pero una vez, mi hermano Jorge y yo acompañamos a mi tío Arturo Cárdenas a entrenar en el gimnasio. Nos invitaron a ponernos los guantes y me gustó. Tenía sólo siete años. A partir de ahí me entró el gusanito, comencé a pelear con un amigo que ya sabía de estas cosas. Me dio duro en el ring, en el Deportivo Pino Suárez. Y me enojé mucho. Lloré de impotencia pues no sabía boxear. Por eso empecé a entrenar y a entrenar, para desquitarme. Y a la siguiente vez fue diferente: yo fui quien lo tupió. Entonces Rudy Pérez, quien ha sido el entrenador en toda mi carrera, me propuso una pelea en Toluca. Le contesté que sí. Vine a la casa, le conté a mi familia pero nadie me creyó. Pensaron que estaba jugando. Cuando regresé con mi trofeo entonces comenzaron a apoyarme.

Esa primera pelea fue en Toluca, contra un rival del rumbo pero de mayor edad que Barrera: No recuerdo el nombre. Yo estaba en segundo de primaria. Le gané por decisión. Fíjate que como amateur no hice muchos nocauts. En la escuela nunca me gustaron los golpes, no soy afecto a ellos, sólo en el ring. No me peleaba ni en la primaria ni en la secundaria. Incluso en la preparatoria siempre mi hermano Jorge tenía que andarme defendiendo.

--No has sido afecto a los golpes, pero llegaste a ser campeón mundial. ¿Qué tal si te gustaran?

Estalla espontánea la risa.

No, no he sido afecto a los golpes... Bueno, no abajo del ring. En la calle Jorge siempre me echaba a pelear. Un día me dijo: ?Aviéntale una piedra a ese güey y ahorita yo le doy?. Pero luego me dejaba que me peleara. Un día un vecino me puso en la torre a puras patadas y sólo así se metió a defenderme. Me rompieron el tabique de la nariz y nunca me lo he arreglado. De hecho no tengo tabique nasal y así he seguido entrenando y boxeando. Hasta la la fecha no me ha pasado nada, nunca me he perjudicado en el boxeo.

Lo de la ?destabicada? fue cuando Marco tenía seis años? --¿Entonces, las cortadas que tienes no han sido dentro del boxeo? -La que tengo aquí en la ceja derecha es porque me caí de las escaleras, me vine desde arriba hasta topar con pared; la de la ceja izquierda porque un ?amigo? me dio un varillazo; y como yo también usaba frenos y así peleaba, me lastimaban y me corté la boca varias veces, hasta que me los quité.

Añade su hermano, Jorge: --Cuando comenzamos a aprender boxeo Marco llegó primero al gimnasio. Me ganó por un día. Me platicó: ?Está muy padre, vamos, te vas a divertir...?. Lo agarramos como una distracción. Pero éramos muy latosos y muy vagos. Como nuestros papás trabajaban todo el día, la que se hacía cargo de nosotros era mi hermana mayor, Esperanza. Y siempre nos le escapábamos. Teníamos mucha energía y andábamos todo el día en la calle. Siempre vivimos aquí en Iztacalco. Primero nos gustó el futbol y luego nos dio por el boxeo. Dos de nuestros tíos, Arturo Cárdenas e Ismael Lucas, eran boxeadores y nos empezaron a llevar al gimnasio. Ellos ya sabían que éramos latosos y peleoneros. Y ahí dejábamos las energías. Así fue como nuestro manager Rudy Pérez, después de casi cinco meses nos dijo que nos tenía unas peleas ?A ver si es cierto...?.

Y sí, fue cierto.

Jorge Barrera: --Primero peleó Marco Antonio, en Toluca, pero como se fue tan temprano, a las seis de la mañana, pensé ?este está loco? y le dije: ?Mejor aquí te espero?. Pero regresó con un trofeo grandote.... Luego vi la cosa más en serio y comenzamos a hacer más peleas.



A ver qué se siente

Luego de 60 peleas, de las que ganó 56 y perdió cuatro, le sobrevino a Marco Antonio el deseo de debutar como profesional: De hecho ya me iba a retirar, porque en amateur casi nadie quería pelear con nosotros dos. Ni con mi hermano ni conmigo. Tenía escasos 15 años y entonces le dije a Rudy: ?Si no me debutas, me retiro. Nada mas déjame hacer una pelea profesional, a ver qué se siente?? Yo quería saber qué se siente pelear sin camisa, sin careta, engrasado, pues veía a los boxeadores profesionales y me daba emoción. ?Una o dos y me retiro?, pensaba.

Y Marco Antonio debutó, de ?cachirul?.

Bueno, es que metimos todos mis papeles falsos? Sí ,porque tenía que debutar los 17 años y le pusieron que tenia 18. Mi papá hizo una carta en la que puso que tenía esa edad y me daba su permiso. Entregamos todos los documentos que pide la Comisión de Boxeo, la carta de mi papá y de mi mamá firmada, el récord amateur? Lo bueno fue que no le pidieron su acta de nacimiento, si no ahí nos hubieran agarrado señala Jorge, su hermano.

Agrega Marco Antonio: El doctor Horacio Ramírez se dio cuenta hasta cuando ya llevaba dos peleas: nos encerró a mi manager Rudy Pérez y a mí y nos regañó? Yo le contesté: ?Si quiere, regréseme a amateur?. Pero como ya llevaba dos victorias como profesional y las dos por nocaut, me quedé.

El debut profesional de Marco Antonio quedó registrado el 22 de noviembre de 1989: Mas que nerviosismo, estaba emocionado de subir al ring en la Arena Coliseo. Eran las funciones de miércoles. Mi rival fue David Félix. Yo iba a debutar pero él tenía cinco peleas invicto. Rudy me dijo que estaba duro, pero le contesté: ?¡Échamelo!, no hay problema?. Y lo noquee en dos rounds.

En la segunda pelea, contra Federico Lara, Barrera también noqueó, en tres asaltos.

Ahí fue donde nos cachó el doctor Horacio...

Y a partir de ahí, el vertiginoso, dulce ascenso.



Mamá Barrera

Doña Ana María taía de Barrera recuerda aquellos días en los que Marco Antonio no figuraba ni en sus planes.

--Conocí a quien sría mi esposo, Jorge, hace 30 años. Me lo presentó una amiga. Eramos vecinos aquí en Iztacalco. Comenzó la amistad y luego el noviazgo. El trabajaba como escenógrafo en los Estudios Churubusco, su oficio hasta la fecha. Yo estudiaba y trabajaba, como dependiente de la panadería San Pablo, por la Merced. A los tres meses simplemente nos fuimos los dos, no nos casamos sino me robó. Y cuando nuestra primera hija, Esperanza, tenía tres años y Jorge cinco meses de edad, nos casamos por el civil y por la iglesia. Luego nacieron Marco Antonio y Sandra.

En esa época el boxeo no figuraba en su vocabulario.

Yo oía el alboroto cuando peleaban Vicente Saldívar, Ultiminio Ramos. Había mucha gente afuera de las casas viendo los combates por televisión. Pero nunca me pasó por la mente que alguno de mis hijos fuera a ser boxeador. Yo lo que querían era que fueran futbolistas. El boxeo no me gustaba.

Agrega: Ahora siento bonito porque cuando va a pelear Marco Antonio los vecinos se ponen a verlo por televisión y se hace la fiesta aquí en el rumbo. Incluso se llena la casa de amigos y vecinos pues los invitamos a ver aquí los combates.

Doña Rosa María Tapia de Barrera observa a su hijo, lo anima, a veces lo acompaña a correr. Pero afirma que le afecta mucho verlo pelear. Sufre en silencio. Pero nunca se ha perdido una pelea suya: --Porque si no lo veo, para mí es algo terrible, estoy con la angustia de saber cómo irá, qué pasará, si lo habrán cortado, qué tipo de golpes le estarán dando. Yo he visto absolutamente todas sus peleas desde que era boxeador amateur. Fui con él a Buenos Aires, a Los Angeles, Denver, Anaheim, Las Vegas, Atlantic City, cuando ganó el título mundial... O si no, por lo menos lo veo por televisión. Cuando él y su hermano Jorge comenzaron a pelear andábamos con ellos en todos los pueblos. Mi esposo llenaba su camión con toda la familia: tíos, sobrinos, hermanos. Fueron épocas muy felices porque convivíamos y el boxeo nos unía a todos.

La única pelea a la que ella no asistió fue la primera que hizo Marco Antonio: --Porque no le creí que fuera a boxear. Llegó y me dijo: ?Mamá, me voy a pelear a Toluca....?. Le contesté que no me echara mentiras. Pero en la tarde regresó con un trofeo así de grandote y me dijo que había noqueado. Nunca pensé que fuera a dedicarse a esto...

Desde entonces el apoyo ha sido total: Siempre hemos estado a su lado. Yo antes iba a correr diariamente con él pero ahora ya me agarró la flojera. Pero en las peleas me la paso gritándole lo que considero que debe hacer, dirigiéndolo desde mi butaca.

Y Marco siempre la oye: -Me Comenta: "Mamá, siempre te escucho, siempre oigo tu voz desde el ring en medio de la algarabía". Incluso me he colado hasta su esquina entre cada round para decirle "Marco, cúbrete, haz esto, tira este golpe...".

Y, aunque la pelea esté muy dura y se encuentre muy golpeado, Marco Antonio siempre voltea, sonríe y le dice: -Si mamá...



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