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En 1971 todos jalamos parejo: Gamaliel

Jesús Yáñez| El Universal
Sábado 05 de abril de 2003

Cuando surgió el movimiento sindicalista en Guadalajara en 1968, primero eran 30 jugadores y después llegó a 100 la cifra. La estrategia era reunirse a escondidas, en la clandestinidad. "A los que se llegaran a rajar con algún directivo estaban advertidos que les íbamos a partir su madre. Callados, bien hombrecitos, todos, hicimos el sindicato", dice el exfutbolista Gamaliel Ramírez desde Guadalajara.

Los integrantes del Comité Directivo del sindicato de Futbolistas, creado en 1971 eran: Antonio Mota, presidente; Gregorio Villalobos, vicepresidente del interior; Javier Valdivia, secretario de conflictos; Gamaliel Ramírez, secretario del exterior; Carlos Albert, tesorero; e Ignacio Calderón, encargado de relaciones públicas.

Quien dio al traste con el sindicato fue Albert. Motivado por su carácter visceral, y acompañado por otro jugador del Necaxa, Enrique Basulto, colocaron las banderas de huelga en el Estadio Azteca.

"A nadie del comité ejecutivo consultó. Lo hizo por motuo proprio? , recordó Gamaliel.

Esta situación encendió el malestar de los directivos, principalmente de Guillermo Cañedo, mandamás de la Femexfut. El, en combinación con gobierno capitalino, que encabezaba Octavio Sentíes, terminaron con el movimiento. "Duele lo que ocurre. Veo tanto pisoteo a la dignidad del jugador, que los mismos directivos acaban con los futbolistas y el futbol. Cuando te denigran y te tratan mal ¿con qué deseos de triunfo te paras en la cancha?.

"Si contratan a un futbolista que respeten su contrato. Deben hablar dialogar y buscar la solución.

Cuando firmas no te obligan a ganar. Ahora se estila que les pagan a destajo: si juegan tantos minutos, tanto; si dan pases para gol, tanto..."

Y lamentó que los hermanos Alvarez Cuevas, Guillermo y Alfredo, presidente y vicepresidente de Cruz Azul, los más longevos como directivos en el futbol mexicano, y que representan a una de las empresas sociales y deportivas más serías del país, hayan traicionado los principios éticos y morales de su padre, Guillermo Alvarez Macías, quien forjó el equipo cementero.

"Ahora, los más viejos son los de más mano dura", opinó.

E interrogó: "¿ El futbolista tiene que quedar bien con la afición, el directivo o el promotor".

Respondió que con el "promotor", porque de él depende su carrera. Por ejemplo, Carlos Hurtado controla a la mayoría de los jugadores más importantes del futbol mexicano directa o indirectamente, a través de prestanombres.

"Se encarga de dar chayotes corromper a periodistas para que hablen bien o mal de determinado jugador o entrenador, según convenga; salpica a directivos, así como a directores técnicos, incluidos los de la selección mexicana. Nadie se escapa de la familia futbolística".

Ellos, los promotores, son otro de los "cánceres que pueden acabar con el futbol mexicano si no se crea el sindicato", alertó.

Tras dejar su carrera deportiva a los 31 años de edad, en 1974, Ramírez vio en la política una alternativa de vida. Se convirtió en militante priista. Fue Secretario de Fomento Deportivo del PRI durante la campaña de Miguel de la Madrid a la presidencia. Se desempeñó como director del deporte en Jalisco y fundó la escuela Superior de Educación Física.

El ex futbolista recordó las palabras de los directivos del Atlas cuando comenzó el movimiento sindicalista.

"Que no iba a jugar en toda mi vida, que desistiera del sindicato". Ahora, dice es distinto. "Debemos sumarnos para que les vaya mejor a todos: Clubes y jugadores. El mayor beneficiado será el público porque habrá un mejor espectáculo".

El sindicato, va. Los jugadores tienen la palabra.



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