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Un veterano del Marte; ...Cañonazos de 500 pesos

Alejandro Toledo/(Primera de tres partes)| El Universal
Domingo 23 de diciembre de 2001
El futbol era mi deporte favorito revela Víctor Manuel Piñal, medio derecho del legendario Marte, la ilusión de mi vida. Cuando me ponía los zapatos era el hombre más feliz del mundo. El futbol de entonces era más romántico que el de ahora. No pensaba uno en los grandes sueldos...

S e ufana Víctor Manuel Piñal medio derecho de aquel Marte de leyenda, con gesto de sobreviviente: Sí, soy de la época del Pirata Fuente y del Gitano López.

Y su memoria viaja a un día clave de su vida: el domingo 25 de abril de 1943.

Ese día jugamos con mucha fibra, con mucho amor al arte.

Disputaban la cima del Campeonato de Football de Primera Fuerza el Atlante y el Marte: uno tenía 18 puntos y ya había cumplido sus 14 jornadas; el otro tenía 17 puntos y le quedaba ese último compromiso en el Parque Asturias contra el América. El general Núñez, dueño de la escuadra azulgrana, ofreció a los millonetas cañonazos de 500 pesos si vencían a los merengues. Los atlantistas esperaban en las tribunas el momento de saltar al césped a celebrar...

Hay fechas que a un hombre nunca se le olvidan.



Del trío clásico: Piñal, Bonilla y Lobo

Domingo 25 de abril de 1943.

Mediodía en el Parque Asturias.

Los atlantistas de Martín Vantolrá observaban el juego desde las tribunas recuerda Víctor Manuel Piñal, medio derecho de aquel Marte legendario. Si perdíamos, ellos se coronaban. Un empate con el América nos llevaría a un partido extra contra los Potros para definir al campeón. Teníamos que ganar.

Disputaban la cima del Campeonato de Football de Primera Fuerza el Atlante y el Marte: uno tenía 18 puntos y ya había cumplido sus catorce jornadas; el otro tenía 17 puntos y le quedaba ese último compromiso con los cremas en el Parque Asturias.

El general Núñez, dueño de la escuadra azulgrana, ofreció a los millonetas cañonazos de 500 pesos si vencían a los merengues... La empresa era complicada, pues el Marte de los años 40 era una maravilla. En las calles de la ciudad, la gente decía: ¿Quieren ver jugar futbol? Vayan a ver al Marte, aunque pierda.

En el arco estaba Felipe La Marranita Castañeda, elegante y arriesgado.

En la defensa, César Ortiz y Antonio López, ambos muy fuertes.

En la media, el trío clásico: Víctor Manuel Piñal, Santiago El Tico Bonilla y Juan Lobo.

Adelante, El Gitano López, José Luis Borbolla, Manuel Alonso, el Pirata Fuente y el Che Gómez.

El Marte se encaminó espectacularmente a la conquista del campeonato 1942-43.

Y en el último juego aseguró lo que ya se anunciaba.

Ese día jugamos con mucha fibra, con mucho amor al arte.

Según las crónicas, el primer tiempo fue desastroso para los que aspiraban a coronarse. Se lee en "EL UNIVERSAL": "Tuvo el Marte una línea media lenta, muy lenta, que no apoyaba a la delantera ni lograba impedir las escapadas de los cremas, visto lo cual, salió a relucir el juego brusco, siendo Cabalceta, del América, el que cargó con la peor suerte, pues lo dejaron poco menos que inútil para hacer juego, aún cuando continuó en todo el partido".

A casi 60 años de distancia de ese domingo, cuenta Piñal: El Pirata Fuente abrió el marcador a los cinco minutos del segundo tiempo al aprovechar un rechace de Moncebáez a tiro de Borbolla. Luego ellos empataron, vía Leopoldo Proal. Molesto por la igualada, el Pirata amenazó al del América: "Nada más te vuelves a acercar a nuestra portería y ya verás cómo te va a ir". Y, por lo que se ve, éste le hizo caso.

Vino el 2-1 (gol del mismo Pirata Fuente). Y luego el 3-1 de Manuel Alonso.

Estaban crecidos los americanistas: empataron y tenían quinientos pesos casi en la bolsa. Pero reaccionamos.

Se coronó el Marte, pues, con gran brillo.

¿Se dice fácil?

Más se cuenta con largueza.



* * *

Lo que es la vida dice el hombre, a raíz de la muerte de un compañero sale a relucir la historia de un veterano: (José Luis Borbolla, interior izquierdo mexicano que jugó en el Deportivo La Coruña, Real Madrid y Celta. Para muchos, uno de los mejores de la historia. Debutó en un partido contra el Espanyol y marcó el gol de la victoria coruñesa. Los aficionados le lanzaban flores a su paso por las calles de la ciudad. Jugó la temporada 44-45 en el Deportivo, con el que disputó diez partidos y anotó cuatro goles... Muerte natural en febrero pasado, a los 81 años). El que recuerda es Víctor Manuel Piñal, medio derecho de aquel Marte campeón.

Nada me quita acordarme de esto... Ya estaba yo ajeno a ese mundo... La noticia de la muerte de este muchacho Borbolla me trajo algunos recuerdos... Esto lo tenía ya abandonado, ya no tenía idea de esto...

Y se ufana Piñal, con gesto de sobreviviente: Sí, soy de la época del Pirata Fuente y del Gitano López.

En la conversación se van desgajando los recuerdos...

Una de estas mañanas, Víctor Manuel Piñal se encontró en la sección deportiva de este diario, en el rescate de un retrato escrito que Miguel Aguirre Castellanos elaboró tiempo atrás José Luis Borbolla, una fotografía del equipo al que había pertenecido sesenta años atrás: era del día en que el Marte enfrentó en el Parque Asturias a la selección de Costa Rica.

Y vio que estaba él, Piñal, en la gráfica. Y recordó ese partido en el que metió el gol del gane (para el 2-1 final).

Y sacó de la bodega lo que él llama un álbum inconcluso, con viejas fotografías y recortes periodísticos... Pero la memoria estaba embodegada, y dilató en salir. Muchas fechas se han borrado: sesenta años sí son algo.

Aún así, carga el álbum inconcluso y se pone a revisar y comentar lo que en éste va apareciendo.

Esta foto es en las oficinas del club que teníamos en Uruguay 50, en el mero centro de la ciudad dice. Cuando fuimos campeones nos reunió la directiva y nos ofreció un ambigú.

Se mira a los futbolistas trajeados, hay botellas de cerveza en la mesa como guardianas del trofeo...

Mire, este es César Ortiz, defensa derecho. Este es el Tico Bonilla... Este es Arturo Chávez. Este es el Negro Frank, que jugó en el América pero que ese día nos visitó. Aquí estoy yo. Este es Manolo Alonso, centro delantero. Este es José Luis Borbolla, interior derecho...

E instruye que la formación en esos tiempos era de 2-3-5.

Y recuerda a la media campeona: Piñal, Bonilla y Lobo.

Tenía entonces Víctor Manuel Piñal Vázquez 26 años. Hoy cumple 83. Ha pasado más de medio siglo...

Al mirar tanta fotografía surge en él la pregunta: ¿quiénes siguen vivos, quiénes han muerto ya?

Viendo estas imágenes me siento favorecido de la mano de Dios porque la mayoría de mis compañeros ya no vive.



* * *

La tarde tiene dos medidas temporales: un reloj de péndulo y el continuo paso de los aviones. La colonia donde vive Piñal, la Jardín Balbuena, está a unos kilómetros del aeropuerto.

La casa es tranquila. Se respiran en ella los aires de un sereno amor de 55 años. En la sala, hay una constancia firmada por Juan Pablo II por las bodas de oro matrimoniales de Víctor Manuel Piñal Vázquez y Cristina Palacios de Piñal.

Y sigue la ronda de las fotografías de otros tiempos... Y la cifra de esos años en que tuvo el hombre la pasión por el futbol.

Víctor Manuel Piñal nació en la ciudad de México el 23 de diciembre de 1918. Fueron cinco hermanos: cuatro hombres y una mujer. Piñal fue el segundo. Vivió su infancia en la colonia Moctezuma, a orillas de la metrópoli; más allá de su barrio todo era llano. A lo lejos, hacia el oriente, estaba el Peñón. Había dos campos, uno de futbol y otro de beisbol. Hacia el poniente se dibujaba la ciudad de los palacios.

Mi papá era propietario de camiones, de la línea MéxicoSan Ángel Inn de primera... Y le digo de primera porque también había autobuses de segunda.

De niño jugaba Piñal en el Club América. Después ya se integró a la liga camionera San Rafael-Aviación, donde estuvo hasta la primera juvenil.

Mi ídolo de la infancia era Felipe El Diente Rosas, de los prietitos del Atlante, que era medio derecho, como yo resulté después... Para mí era espectacular ver al Diente . Era mi ídolo, al que yo quería imitar. Iba a verlo al Parque España, de la Calzada de la Verónica.

En esos tiempos había partido preliminar y partido estelar, uno a las diez, otro a las doce.

Una gente mayor nos agarraba de la mano, y con su boleto entrábamos al futbol. Yo iba con otro compañero de la colonia.

Bien preguntaban los pequeños: ¿No nos mete?

O los adultos mismos les decían: A ver, muchacho, véngase.

Para ellos, ver un partido de futbol era convocar a la fantasía.

Tengo gratos recuerdos de un señor que se llamó Rafael Navarro, que jugó en el América y a la postre fue mi entrenador. Me acuerdo de Récord, de Frank, de Sánchez, el Sota (un muchacho español muy bueno), del campeonísimo Necaxa: Estrada, Camarena y Aspiri, Ortiz, el Pichojos y el Chamaco García, Hilario López...

Piñal era aficionado fervoroso: iba a los partidos del América, del Asturias, del España...

Me gustaba ver sobre todo a los prietitos del Atlante, que eran bien batalladores, le ponían mucho corazón al deporte. Estaban La Marrana Olivares, El Chaquetas , Garfias, y varios que se me van de la mente ahora.

¿Se acercaba usted a ellos?, ¿les pedía autógrafos?

No nos dejaban acercarnos, los veíamos a distancia. No se acostumbraba pedir autógrafos. Los veíamos en el campo y queríamos ser como ellos.



* * *

Cursó Piñal la primaria en la escuela Galación Gómez, que luego llamaron Marcelino Dávalos, en las calles de Academia y Soledad... de la que en un tiempo fue maestro Fernando Marcos. Salían camiones de la Moctezuma hacia el centro, que se iban por todo lo que es la Calzada de Zaragoza... Llegaba a la escuela en cinco o diez minutos.

El horario escolar era de 8 a 13 horas... Luego tomaba el camión de regreso o me venía caminando, para ahorrarme el pasaje.

En la escuela jugaba basquetbol... El futbol y otros deportes los practicaba en la colonia o en el centro deportivo Venustiano Carranza.

Había en el Carranza un entrenador al que le decían El Firpo , que nos ponía a correr y saltar, todo lo que es pista. Yo creo que ahí agarré la velocidad que después tuve para el futbol.

El balompié, no obstante, era una pasión no compartida en casa.

A mi papá no le gustaba el deporte, no le gustaba ni que jugara yo. Decía que el futbol era un deporte de locos, no entendía eso de que todos corrieran detrás de una pelota.

Sin embargo, el correr tras una pelota volvería célebre por esos años el apellido Piñal... El equipo San Rafael fue progresando, llegaron a ser campeones en la liga camionera. Por eso hubo un llamado a las reservas del Marte.

El entrenador de la liga camionera, Valentín Rivera, había comentado en una reunión de gente del futbol: Tengo a estos muchachos, a los que les veo futuro.

Pues mándelos.

Los cuatro elegidos fueron El Patotas Lozano, uno que se apellidaba Berti, otro Mena y Piñal...

¿Le avisó usted a su papá que lo llamaban a las reservas del Marte?

No, no le avisé, ¿para qué si no le interesaba?



* * *

¿Qué era el futbol para usted?

El futbol era mi deporte favorito, la ilusión de mi vida. Cuando me ponía los zapatos era el hombre más feliz del mundo. El futbol de entonces era más romántico que el de ahora. Los directivos ponían su dinero y terminaban perdiéndolo con equipos como el Marte cuando empezó... El Asturias, el España y el Necaxa sí tenían buenas inversiones y traían buenos jugadores.

¿Planeaba usted su futuro con respecto al futbol?

Había el deseo de figurar. No pensaba uno en los grandes sueldos, en los paseos ni nada. No teníamos idea de lo que era eso, teníamos la ilusión de jugar en un campo con público, nada más.



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