Pablo, el 'Ironman' en silla de ruedas

VOLUNTAD DE ACERO El libro de Ferrara que cuenta una gran historia. (Foto: )
ariel.velazquez@eluniversal.com.mx
El tiempo tope de 17 horas
ya expiraba en el Ironman de Cozumel 2013 y Guillermo Montaña, Arturo Williams
y Roberto Castro batallaban con el cansancio físico y mental. La
descalificación llegaría en breve, si no hacían nada extraordinario, pero lejos
de darse por vencidos agotaron reservas
y a 14 minutos del límite cruzaron la
meta junto con Pablo Ferrara, el amigo que los inspiró a realizar la prueba más exigente del triatlón.
Y cómo no terminar aquella agotadora competencia, cuando Pablo
Ferrara como el título de su libro lo dice, tiene una Voluntad de acero, un hombre que desde que fue
diagnosticado, en 2010, con
esclerosis lateral amiotrófica (ELA), vive un maratón cada día por los retos que le implica ir perdiendo movilidad en su cuerpo y aún
con ello no ha cesado su intención de volver su vida una aventura diaria.
La ELA es una enfermedad
neuromuscular degenerativa y de pronóstico mortal y que en el deporte está
asociada a Lou Gehrig, ex pelotero de
los Yankees de Nueva York, y a Steve Gleason, ex jugador de los Saints de
Nueva Orleans, quien formó parte en
Estados Unidos de la campaña de
concientización bautizada como Ice Bucket Challenge.
Estoy viviendo el maratón
más largo y quiero que dure toda mi vida. Es difícil, ya que es como disputar un juego en el que te cambian las
reglas diario. Cuando me acostumbro a decir adiós a una parte de mi movilidad, después se agrega más, externó Ferrara, un
arquitecto regiomontano que ha estado
ligado a la actividad física de alta
resistencia, como los triatlones, maratones, carreras, bicicleta de montaña,
entre otras.
La historia de Gleason ha
sido aliada de Ferrara, pues días antes del Ironman, Pablo le compartió a sus amigos un video donde el ex profundo de los Saints subió el Machu Picchu con la ayuda de su amigo y
también ex jugador de la NFL, Scott Fujita.
A partir de ahí han
surgido otros desafíos como el del año
pasado cuando con 30 personas decidió subir el Copete del Águila, la cumbre más
alta del parque Chipinque. La voluntad
de acero sostiene Ferrara se ha hecho con amistades de acero.
No te puedo decir cuando
será mi próximo reto, ya que no lo tengo aún, lo que si te puedo decir es que
sea lo que sea creo que no diré que no, declaró Pablo en una visita que tuvo a
la ciudad de México, luego de volar en parapente sobre Valle de Bravo.
Las experiencias que se va
proponiendo Pablo implican gastos y por ello continúa con su labor profesional
de arquitecto en la cual ha cosechado también grandes frutos, pues su agencia
es una de las más reconocidas de Nuevo León.
Yo diseño, voy a las obras y
estoy en la construcción. Mi enfermero me ayuda para subir, pero estoy al pendiente y no me alejo. Hay que aceptar el diagnóstico pero nunca el
pronóstico y Ya encontré el camino a la felicidad y es ser muy, muy
agradecido, por ello continúo tratando
de hacer mi vida., detalló el
neolonés.
Aunque en un principio cuando
recibió la noticia de su enfermedad Pablo se sintió condenado a muerte, con el correr del tiempo y de su aprendizaje
se ha dado cuenta de todos estamos seguro de morir, sólo que yo estoy más
consciente que otras personas. En 2010 me dieron un pronóstico de cuatro años y
he vivido más, compartió Ferrara, padre de tres hijos.
Por último, el arquitecto graduado del Tecnológico de Monterrey,
sostuvo que la liberación de endorfinas
que experimentaba cuando hacía ejercicio,
la sustituyó con la escritura.
Escribir me ha ayudado a
liberarme, a sentir lo que sentía cuando entrenaba, dijo Ferrara, quien
escribió el libro para compartir sus experiencias primero con sus familiares y
ahora con personas que lo necesiten.





