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Rinden pleitesía al ídolo en el campo de sus glorias

Édgar Luna Cruz| El Universal
Domingo 25 de enero de 2015
Rinden pleitesa al dolo en el campo de sus glorias

El ‘Cuau’ agradeció las muestras de afecto que le expresó la tribuna del ‘Coloso de Santa Úrsula’, en la que de hecho fue su última participación en ese escenario. (Foto: FRANCISCO ESTRADA. JAM MEDIA )

Total entrega de la afición una vez que Cuauhtémoc pisa el césped, en su último partido en el Azteca

edgar.luna@eluniversal.com.mx  

Minuto 76... 18 horas con 36 minutos del sábado 24 de enero. El ‘Profe’ Cruz se atreve y el Azteca estalla. Cuauhtémoc Blanco entra al campo de sus glorias, como la primera vez, quizá en la última ocasión. Los teléfonos iluminan el inmueble y el “10” del Puebla, el eterno “10” del América entra al campo. No es una tarde cualquiera para el ‘Coloso de Santa Úrsula’. No es una tarde cualquiera para el América, no es una tarde cualquiera para Cuauhtémoc Blanco.

Ídolo de las multitudes, ídolo del pueblo pisa el césped que lo hizo famoso como si fuera un sábado más, como si fuera un partido más.

Para quien no es un juego más es para Jesús García Jiménez. El carpintero se paró desde las 12 del día a las afueras del Estadio Azteca con un cuadro gigantesco de Blanco es sus épocas de la MLS. Llegó temprano porque “quiero ver al ‘Cuau’... Lo sigo desde que jugaba en el América, allá con el ‘Zurdo’ López, pero no me dejan entrar”.

Primero salen los titulares, los de Puebla y los de América. Tiempo después, el “10”, el ‘jorobado’ consentido, el genio iracundo. Nadie lo abuchea.

Quince minutos antes de que inicie el juego, el Puebla, con todo y Blanco, regresan al vestidor. Antes de perderse en el túnel, la afición americanista lo reconoce, lo aplaude, lo vitorea y él fríamente levanta el brazo. Don Jesús habló con todo quien debía hablar, “pero no me dejan pasar. Ya llegó el camión de Puebla y le hice señas... Pero ni lo vi, y es que ya estoy medio ciego, y ni el ‘Cuau’ me vio”.

Las camisetas amarillas con el número 10 inundan el Azteca, pero en la espalda el nombre de Osvaldito Martínez no es el que está grabado, lo que se lee es “Blanco”, “C. Blanco”, “Cuauhtémoc”. Y es que aunque pasen los años, pasen jugadores, el “10” de las Águilas sólo tiene un dueño.

“Cuauhtémoc para presidente”, gritan los americanistas... “Cuauhtémoc para gobernador”, gritan los poblanos... Y es que las ansias políticas de Blanco han llegado a los oídos de los aficionados de América o de Puebla y por ello a Cuauhtémoc le perdonan todo... “yo si votaría por él”, dice don Julio, quien viene con la camiseta del “10” de los tiempos en que jugaba con Biyik y Kalusha. “Él es del pueblo, no va a robar como los otros”.

“Le hice este cuadro, porque a eso me dedico, soy carpintero y hago estos trabajitos. En mi casa hay uno enorme de la Sagrada Familia”, dice don Jesús. “Es que va a ser la última vez que lo voy a ver aquí. Yo lo vi en el América de [Leo] Beenhakker, cuando empezaba”.

Los suplentes de La Franja salen a la banca y no hay suplente más famoso que el ‘Cuau’. Ahora sí, el Azteca no se reprime y le aplaude al ídolo en el exilio. Los fotógrafos le iluminan la cara con el flash, y el ‘Cuau’, ahora sí sonríe y saluda con efusividad a la tribuna.

“Me operaron de la cabeza, mire mi cicatriz, por eso me estoy quedando ciego. Es la última vez que lo voy a ver. No pude juntar para mi boleto, pero quiero verlo para que vea lo que hice por él. ¿A poco no está re’ bonito?”.

El minuto 10 del juego pasa sin pena ni gloria. Los rumores hablaban de que en ese momento todo el Azteca, amarillo o con franja, ovacionaría a Blanco... Nadie cumplió, quizá se les olvidó. Minuto 40 de juego, José Guadalupe Cruz manda a los integrantes de la banca a calentar, ahí va Cuauhtémoc con sus 42 años en la espalda. Apenas se mueve, apenas se estira. Los teléfonos no dejan de tomarle fotos.

Medio tiempo, el Azteca abuchea a las “ofensivas” Águilas de Matosas, el que no le tiene miedo a nada. ‘Cuau’, es llamado por el ‘Profe’ Cruz al vestidor, para minutos después regresar y realizar el trote con los suplentes.

En la cancha, el Puebla se ve mejor, pero nadie ve al rectángulo verde, ven hacia donde Blanco se dice listo. Un intento de sprint queda en trote y el juego ya no es del América ni del Puebla, es de Cuauhtémoc , quien pierde pelotas, sí, pero aún da pases de fantasía.

Silbatazo final. El juego queda empatado a cero, pero el ganador fue Cuauhtémoc, con todo y que puede ser su último juego como profesional, por esas intenciones de ser político que la Liga MX prohíbe por reglamento.

Y afuera del Azteca, don Jesús ya no está. Sólo queda su cuadro abandonado. El camión del Puebla se va, pasa sobre él. Cuauhtémoc nunca lo verá.



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