El análisis de Eduardo Brizio
Sábado 13 de junio de 2015
El silbante paraguayo Enrique Cáceres, de bajo perfil, realizó un buen trabajo en términos generales. El problema fue que México —ante su incompetencia— pretendió ganar el partido mediante la vía de la pena máxima.
Al minuto 79, Javier Aquino se tiró un clavado y el juez central no mordió el anzuelo.
Minutos después reclaman un penalti sobre Javier Güemez, para mi gusto no lo suficientemente claro, y para cerrar con broche de oro exigen unas manos, para mí, no deliberadas, por la cercanía del disparo, cuando agonizaba el encuentro.
Apuesto a que el ‘Piojo’ Miguel Herrera agarra al árbitro como su ‘chivo expiatorio’.
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