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Del triunfo épico, a la tragedia histórica

Édgar Luna Cruz| El Universal
Domingo 17 de mayo de 2015
Del triunfo pico, a la tragedia histrica

La lluvia asoló al ‘Coloso de Santa Úrsula’, previo al duelo entre Águilas y Tuzos, lo que hizo que la afición tardara en llegar.. (Foto: HUGO ÁVILA. IMAGO7 )

En una tarde de lluvia, la afición alada se ve rebasada por la alegría de los tuzos

edgar.luna@eluniversal.com.mx  

La lluvia inunda calzada de Tlalpan. Como que presagia una tragedia o un triunfo de historia.

La lluvia no respeta ni perdona a nadie. Por esa razón, el Metro tarda en avanzar, va despacito, no tienen prisa, pero más que nada, no quieren que ocurra otro choque por “alcance”, de esos que pasan en Oceanía, mientras que el Tren Ligero se queda quieto en Xotepingo... Ni para atrás ni para adelante, ante la rabia, desesperación e impotencia de la porra del América, que ya quiere llegar, y de la gente que va a su casa o a su trabajo, porque no sólo de futbol vive el hombre.

Alrededor del Azteca, los autos se meten en el paso de los peseros y éstos no dejan de corretearse en busca de pasaje. Se lucha con desesperación dónde estacionarse. Los camiones, esos que van a Xochimilco, quieren hacer su agosto en mayo, y cobran lo doble ante la complacencia de la policía, más ocupada en frenar la posible violencia de los barristas, sobre todo americanistas, que irrumpen en el Metro, quienes se apropian de los últimos vagones, donde chelean o fuman mariguana. Impunidad pura.

Todo por llegar al Azteca, que no refleja en la asistencia esa hambre de Liguilla y de refrendar el título.

La barra Tuza, esa que inició la era de la argentinización de las porras en México, llega para hacer el ambiente. Se puede criticar mucho de su pasado, pero de que están organizados, lo están. Cantan al unísono, parejito y aplauden a cada uno de sus jugadores. El que se lleva las palmas es Óscar Pérez. El veterano portero es el consentido de la afición, pues a pesar de los años, de los más de 650 partidos que tiene de Primera División “y los que faltan” dice, porque ya anunció que seguirá jugando por lo menos un año más, sigue cumpliendo. Se mueve como un jovencito, salta como chamaco, y tiene toda la experiencia del mundo, porque cuando el futbol se creó, el ‘Conejo’ ya estaba ahí.

La lluvia amaina, pero el cielo no pierde su tono gris. Al fin llegan las porras americanistas y ocupan su preciado lugar en la cabecera norte del estadio azulcrema.

Pero no están con el ánimo de siempre, o se guardan para la hora de celebrar. Cantan, se organizan, pero aún así, la porra tuza se oye más, mucho más y es más feliz que la incrédula afición alada.

El drenaje del Azteca es espectacular, no hay un solo charco en la cancha, pero aún así hay que andarse con cuidado, un resbalón, una duda y lo peor puede pasar.

Todo se juega al filo de la navaja.

La lluvia sigue cayendo y el Azteca sigue sin llenarse. Los boletos no están caros, de 100 a 400 pesos el precio, el América no se ha aprovechado de su gente en finales, como sí lo han hecho los otros equipos que están en Liguilla, mas aun así el Azteca sigue sin hacer su partido, sigue sin pesar sobre el rival, sigue sin alentar a los de casa.

Como si se presagiara algo.

El duelo de porras continúa, cada uno hace lo que puede y lo que sabe.

Sí, son más los azulcremas, pero no se escuchan como los tuzos, no están tan felices como los pachuqueños.

La lluvia al fin deja de caer, pero el sol no quiere asomarse, todo está en tono gris, todo está en tono de melancolía, como si se presagiara algo, un triunfo épico, o una tragedia histórica.



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