Debido a la pérdida de amor a la camiseta en el Guadalajara, José Guadalupe Castañeda recuerda cómo se dio su arribo al Rebaño, procedente de Cruz Azul.

Entonces era un honor vestir la prenda de las Chivas.

Cuando ingresó al cuadro rojiblanco lo hizo incondicionalmente, sin peros.

“En ese entonces llegué junto con [Carlos] Hermosillo y no teníamos contrato”, rememora. “Simplemente hablé con [Salvador] Martínez Garza, vi sus ojos, su palabra y dije ‘éste me cumple’. Nos arreglamos y empecé a jugar los amistosos”.

Sin embargo, “Hermosillo no quiso hacerlo, porque si se lesionaba iba a andar triste si no le pagaban. Le dije, ‘por el gusto de estar en las Chivas, yo aquí juego aún sin que me paguen’. A él nada más le dio risa, pero no quiso jugar”, recuerda sonriente.