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En el Guadalajara “se acabó con la tradición, con el mariachi, con el estadio Jalisco y el horario de las 12 del día”, reprocha José Guadalupe Castañeda. “Se acabó con la tradición de ganar, de ser un equipo triunfador”, añade uno de los símbolos del Rebaño Sagrado a principios del nuevo milenio.

El pundonoroso ex defensa rojiblanco también sobresalió en el Cruz Azul en la década de los 90. La misma Máquina que ha visto degradarse al extremo de perder lo más importante: el cariño de los niños.

Triste, decepcionado, escudriña a estos dos “grandes” del futbol nacional, a los que observa como incógnitas a partir de 2015. Uno, el más popular —gracias a su hábito de jugar con puros futbolistas mexicanos—, en riesgo de descenso. El otro, en cambio, ha perdido tantas finales y prestigio que ya no capta jóvenes fanáticos.

“Los niños no quieren irle a los equipos perdedores o a los que no ganen campeonatos”, alerta Lupillo respecto al fenómeno que padece La Máquina Celeste, cargada de decepciones y sometida a burla por sus constantes derrotas en finales.

El futuro también confronta a los Pumas, el otro “gigante” que le ha quedado a deber a su afición. “Si no le sacas provecho [a los jugadores] y no tienes una idea clara en tu equipo, te va a costar mucho trabajo”, previene Jesús Olalde, figura auriazul en los 90, y quien observa simultáneamente la problemática felina.

“No creo que lo de Pumas pase por la edad”, evalúa Olalde. “Pasa más por la idea futbolística, la idea que tú tengas de cómo trabajar, de cómo manejar a un grupo”, añade convencido.

“El que haya jugadores con ciertos años o cierta edad no quiere decir que se baje el rendimiento. Hay muchos que son veteranos y juegan bien y te aportan muchísimo”, asume. “Hay que ver lo que está pasando realmente, porque hay jugadores muy buenos, ya veteranos y hay otros sobresalientes que vienen empezando. Entonces hay que sacarles provecho a estos dos”, rescata Jesús.

Mas el caso Chivas es el que más alarma al mundillo de las patadas. “Casi en la Liga de Ascenso es inaceptable, no se puede permitir eso”, explota Lupillo. “Vendieron a lo mejor que había y ahora se compra a lo peor que hay”, tacha. “A partir de la llegada de Aldo de Nigris se volvió a traer gente buena, pero él no tiene quién le ayude, porque él mismo empezó a renegar que no había futbol comparado con él”, dictamina.

“El equipo ha ido a la baja cada vez más. Eso es triste y nos duele a todos los Chivas”, resalta el hombre, y recuerda que en su época representaba un sueño vestir los colores del Guadalajara.

Procedente de Cruz Azul, también le guarda cariño a los Cementeros, con todo y haber sufrido “una de las derrotas más dolorosas en la historia del futbol, cuando el América empata en la final con un hombre menos y dos goles de ventaja, y luego le pasan por encima”, reconoce Lupillo, decepcionado.

“Pero lo más triste no es eso. Lo más feo es que los niños ya no le van a Cruz Azul. Aún hay mucha gente grande de Cruz Azul, pero niños que le vayan, algunos tal vez obligados por sus papás, pero los niños no quieren irle a los equipos perdedores o a los que no ganen campeonatos”, advierte Castañeda.

Para colmo “ha sido burla de canciones por aquello del subcampeonísimo y de muchas cosas”, acusa, al tiempo que reclama devolverle a la institución ese escalón de fogueo que tenían en la liga inferior, para que las fuerzas básicas den ese paso. “Y lo mismo le pasa a las Chivas, por eso se la pasan perdiendo y teniendo errores, como sucede en el caso del portero [Antonio Rodríguez]. Pero está aprendiendo, aunque mientras lo hace, el equipo y la tradición se están yendo”.