Reinoso daba conferencias de cómo luchar vs. el cáncer
VENCIENDO MI CÁNCER por José
Antonio Reinoso.
“José, lamento decirte que el
cáncer regresó, y esta vez te comió el riñón e hizo metástasis”.
Frío, y crudo mensaje recibí
del doctor. Me encontraba aún con anestesia por la revisión que me hizo en
quirófano donde detecto el drama.
La anestesia no te permite
asimilar concientemente la dimensión de la noticia, de hecho lo único que
quería era que me quitaran el maldito dolor de cabeza que tenía, ¿no se supone
que para eso esta uno en un hospital?, sino para no tener dolor.
El cáncer es así, caprichoso,
rebelde, y en casos como el mío; radical.
Tan solo una semana después
me encontraba en México listo para entrar a quirófano para atacar el mal.
La operación consistía en una
Nefrectomía radical (extirpación completa de riñón, uréter y ganglios
linfáticos), a través de una cirugía Laparoscopica, con una duración
aproximada de 1 hora 45 minutos.
Abro mis ojos, algo no esta
bien, siento demasiado dolor, me quejo, “señorita, tengo dolor”, no aguanto el
dolor, es demasiado, empiezo a temblar, convulsiono, se acercan enfermeros, veo
poco a pesar de tener abierto los ojos, la realidad es que estoy ido por la
anestesia, siento una frazada caliente, dolor, caliente, dolor, caliente.
Abro mis ojos, mi vista es el
techo, se que voy en la camilla y entro a mi cuarto, mi esposa, mi papá,
mi cuñada, mi tío. Ahí están. “!No me toquen!, no se acerquen, tengo dolor,
¿Qué paso?” Pregunto y pienso para adentro de mi, “¿Qué paso?, ¿Como salió
todo?, No recuerdo más”.
Este es el cáncer, invasivo,
agresivo y en casos como el mío: Letal.
Hola, mi nombre es José
Antonio Reinoso, tengo 38 años y tengo cáncer.
En el año 2006, me
diagnosticaron con cáncer de vejiga en grado cero. Esto quiere decir un
escenario “light”. Cuantas veces me traté, cuantas veces el cáncer regreso,
reincidió.
En Septiembre de 2011,
celebrando mi cumpleaños en familia, el dolor en la espalda era ya
insoportable, no entendía que me podía tener así. Cáncer no podía ser, como iba
a ser si apenas 1 mes atrás en mi última revisión de cáncer de vejiga con
tratamiento de Mitomicina local durante dos años había salido limpio.
El dolor en la espalda no
cesó y tan solo 10 días después en una revisión en quirófano, me detectaron que
el mal había vuelto pero esta vez, su comportamiento era Letal.
El cáncer literalmente se comió
mi riñón derecho y se propago a mi organismo. Mis pulmones y ganglios fueron
invadidos por una metástasis.
Esta es la vida. No existen
culpas ni culpables, soy un ser humano tan normal y común como la gran mayoría.
Nunca he fumado (ni fumaré), nunca he estado expuesto a solventes químicos (mi
actividad profesional siempre ha estado alrededor del deporte), y aún así tengo
cáncer. Por eso creo y estoy convencido que no debe haber rencores, ni pesares.
Debe haber una total
determinación para superar el drama y el dolor que esto provoca.
La operación a la que hago
mención finalmente tuvo una duración de 8 horas. La opción de cirugía
laparoscópica, abruptamente tuvo que ser cancelada al entrar en crisis debido a
un corte demasiado complejo a la hora de tener que atacar el cáncer en mis
ganglios. Hoy tengo conmigo una herida muy grande en mi costado derecho que me
recuerda cada mañana mi condición y mi realidad.
Sobreviví a la operación.
Abrí mis ojos al día siguiente y verdaderamente agradecí al Dios en que creo
por la oportunidad de seguir con vida (en ese momento ignoraba que literalmente
mi vida estuvo en un hilo en el quirófano).
Los exámenes posteriores a mi
operación confirmaron todo lo anticipado por los doctores y el paso a seguir
era Quimioterapia Sistémica.
¿Qué es la Quimioterapia
Sistémica?
Respuesta: Es la peor
experiencia de vida a la que me he visto sometido y a la que debo seguir
sometiéndome durante mucho tiempo más.
Quienes han estado con
quimioterapia entienden muy bien a lo que me refiero. Como comparto cada vez
que puedo exponer mi caso a las empresas o grupos de jóvenes que me lo piden:
“con el cáncer para vivir debes morir a través de la quimioterapia”.
Sus efectos secundarios son
incontables, y con esto me refiero a que todo lo que escriba acerca de, se
queda corto y no logra ejemplificar los estragos físicos.
Una vez que me instalaron el
catéter interno en mi cuerpo comencé una estrategia de seis ciclos de
quimioterapia, dos quimioterapias por ciclo, en total: 12. Los fármacos que me
aplican son: Gemsar y Carboplatino.
Recuerdo muy bien la tarde en
que le confesé a Liliana mi esposa que la quimioterapia me había ganado. “no
puedo más, la sensación de malestar es continua, no hay ni un solo segundo del
día en que no sienta esta debilidad, esta nausea, esta piel quemada. Si este
viernes –le dije- el doctor me lo propone, le pido que suspenda el
tratamiento”.
La quimioterapia asalta tu
mente, la controla, la desgasta y te sitúa en el punto más arrinconado de tu
espíritu.
Evidentemente que, llegado el
momento me aplique no solo las 12 quimioterapias, sino que complete 10 ciclos;
20 quimioterapias en total.
ESTOY BIEN Y ESTOY VIVO.
Mi aprendizaje en este
proceso es muy similar al de mis colegas en la enfermedad. Aprecio vivir, doy
gracias a Dios por permitirme estar hoy disfrutando a mi esposa y a mis dos
hijos. He certificado que mi familia tiene un alto nivel de compromiso, todos
han estado pendientes muy a pesar de que toda mi vida he sido muy independiente
a la familia. Ellos han estado a mi lado en todo momento. Todos.
Vale la pena vivir, vale la
pena intentarlo una y otra vez.
Mi doctor me ha advertido que
mi caso no tiene ya cura, nuestro objetivo es el de controlar la
enfermedad.
Esta es la realidad y uno
tiene que aprender a procesarla.
No me voy a dejar, mientras
tenga oportunidad de pelear y combatir al cáncer, lo voy a hacer sin dudarlo
nunca.
Cuantas veces me tenga que
someter a tratamientos, lo haré porque quiero mucho más a la vida de lo que los
tratamientos o sus efectos me puedan bajonear.
Al cáncer no se le baja la
cabeza, al cáncer se le pelea con la misma rudeza con la que te trata de quitar
la vida.
El cáncer puede vencerse,
esta en nuestra disposición a luchar cada día por ganar la pelea.
Mi batalla tiene muchas guerras
todavía por venir. Aquí estoy de pie y con toda la disposición.
Promuevo una nueva cultura
latinoamericana contra la enfermedad. No existen culpables y no somos menos que
nadie solo por tener esta enfermedad. No me da pena decirle a la gente que
tengo cáncer, más bien pretendo que mi caso sirva para darnos cuenta que
cualquiera hoy en día puede encontrarse con una noticia tan dura como padecer
cáncer.
Así como podemos tener
cáncer, de igual forma PODEMOS GANARLE AL CÁNCER.
Les deseo a todos quienes
amablemente lean este escrito que su vida sea plena y maravillosa como la mía.
La vida es un privilegio. Vivan felices y aprécienla en todo momento y ante
cualquier circunstancia.
Hola, soy José Antonio
Reinoso y soy ¡SOBREVIVIENTE DE CÁNCER!