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Psicología de masas y futbol: 'No somos machos, pero somos muchos'

Mtra. Claudia Alicia Rivas Garza| El Universal
13:05Ciudad de México | Viernes 28 de marzo de 2014
Los aficionados se escudan en el anonimato que da la muchedumbre.

PSICOLOGÍA DE MASAS Los aficionados se escudan en el anonimato que da la muchedumbre.. (Foto: Imago7 )

Análisis de la noticia: Cuando el individuo se masifica adquiere un alma colectiva, su manera de pensar, sentir y actuar es muy diferente

@Univ_Deportes 

La violencia en el futbol es casi tan antigua como el deporte mismo, como la violencia es al hombre cuando permite que su parte más animal, la amígdala cerebral, se apodere del "control de mandos" en lugar de la parte más humana de nuestro cerebro, el lóbulo frontal.

Sus orígenes se remontan a los encuentros de futbol de carnaval durante la Edad Media, los cuales se caracterizaban por no tener reglas y por el uso desmedido de la violencia. En 1314 se realizó la primera prohibición de este deporte para evitar la creciente ola de violencia que producía. La primera aparición de la violencia en el futbol moderno, de 1863 en adelante, ocurrió en 1885, cuando un encuentro entre los equipos ingleses de Preston North End y Aston Villa terminó con una brutal pelea entre jugadores de ambos equipos.

Sin embargo, el primer registro de violencia en el deporte proviene del año 512 en la antigua Roma, cuando los seguidores de 2 grupos se enfrascan en una batalla que dura días y cuesta 30 mil vidas (según Desmond Morris).

Cuando la afición se viste de fanatismo, cuando el individuo se pierde en la masa y se convierte en un ser anónimo que se escuda cobardemente en dicho anonimato, se pierde el control y la culpa ante la violencia y el daño al prójimo.

Cuando el individuo se masifica adquiere un alma colectiva, su manera de pensar, sentir y actuar es muy diferente a lo que se viviría, si actuara de manera aislada y con un rostro visible.

Inmersa en la masa, la persona adquiere un sentimiento de poder invencible que proviene de la multitud. "No somos machos, pero somos muchos". Se convierte en un ser anónimo, se pierde la responsabilidad individual. Se pierde el control moral y ético que proviene de las funciones del lóbulo frontal y se hiperactiva la reacción de la amígdala cerebral, con una respuesta "ataque / fuga", incrementada por la cantidad de estímulos sensoriales: sonidos, estímulos visuales, contacto cuerpo a cuerpo, etc.

El contagio hace que en las masas se imiten conductas negativas y las personas "se dejen llevar" porque todos lo hacen.

...Y más importante: la falta de acciones reales, tanto punitivas (que castiguen a los responsables, una vez más el anonimato es el mejor y mayor cómplice) como educativas, sociales y culturales. Estudios que provienen de Inglaterra, desde los años 70, muestran el número reducido de arrestos ante las olas de violencia. En el último caso, después del tristemente célebre Atlas vs. Chivas, ante el cual, prácticamente no se habla de lo futbolístico; de las imágenes que hemos visto en los últimos días, hay ahora sólo 12 detenidos.

Y cuando se pregunta: ¿Quién es el responsable de la violencia? Como en la magistral obra de García Lorca, la respuesta es "Fuente ovejuna, Señor". Es decir, el pueblo entero, por lo que en mayor o menor medida, todos somos responsables de la violencia por acción o por omisión y a todos nos compete detenerla por el bien del deporte.

mcs



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