Sochi 2014. Veterano Miller llora como niño al lograr bronce en supergigante
LÁGRIMAS. En la zona mixta, el de EU dio rienda suelta a su sentimiento. (Foto: LEONHARD FOEGER EL UNIVERSAL )
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Acababa de batir varios récords de longevidad, pero el legendario Bode Miller lloraba como un niño tras conquistar en el supergigante su primera medalla en los Juegos Olímpicos de Sochi.
“Ha sido un año difícil para mí. Ganar ahora una medalla y por un margen tan estrecho es muy especial” , dijo el estadounidense de 36 años sobre el bronce que compartió con el canadiense Jan Hudec.
Pocos creían en Miller cuando a finales de octubre de 2013 regresó tras estar casi dos años sin competir por una lesión de rodilla, pero el estadounidense finalmente dejó su marca en Sochi.
Y lo hizo cuando parecía que sus opciones de ganar otra medalla comenzaban a extinguirse después de quedar fuera del podio en el descenso y la supercombinada.
El bronce permitió a Miller convertirse en el segundo esquiador con mayor cantidad de medallas de la historia, con seis, sólo por detrás de las ocho de Kjetil Andre Aamodt, aunque el estadounidense tiene una de oro frente a las cuatro del noruego.
Miller es el medallista olímpico más veterano del esquí alpino, superando los 34 años con los que Aamodt conquistó el oro en el supergigante de Turín 2006.
“Eso quiere decir que soy viejo” , respondió con humor el estadounidense de 36 años, que es también el primer esquiador de su país en ganar medallas en tres Juegos Olímpicos diferentes.
Pero los récords poco importaba a Miller, quien recordó a su hermano Chelone, fallecido en abril pasado a los 29 años por un presunto ataque de epilepsia.
“Muchas cosas se juntaron hoy” , dijo el estadounidense. “No estoy emocionado por el esquí, es simplemente todo el resto. Este año ha sido muy loco”, comentó.
Miller estuvo cerca de subir aún más alto en el podio, ya que lideraba la clasificación hasta la fenomenal bajada que dio la victoria al noruego Kjetil Jansrud.
Sin embargo, el bronce valía oro para él. “Estoy muy feliz. Con lo ajustado que fue todo, pienso que tuve un poco suerte”, dijo la leyenda del esquí tras colgarse, tal vez, la última medalla de su carrera.
Finalizada la prueba, Miller no ocultó su emoción al derramar lágrimas mientras recibía un beso de su esposa Morgan Beck, una jugadora profesional de voleibol.
A lo largo de su carrera, Miller ha tenido como mantra decir que los resultados son insignificantes, que prefería disfrutar el esquiar.
“Hay días en los que las medallas no importan, pero hoy fue uno de esos días en los que importaban”, dijo el competidor.
En cuanto al ganador, Jansrud encadenó el cuarto título seguido de un noruego en el supergigante.
“He trabajado durísimo este año”, añadió el medallista. “Siempre es terapéutico estar en estas situaciones, en las que realmente me pongo a prueba y me demuestro que todavía tengo nivel”.