Clínica de Periodismo

El rostro de Rafael Márquez, capitán de la Selección Mexicana, se endurece porque deplora los hechos de violencia que se vivieron el sábado en el estadio Jalisco.

Pide que no se vuelvan a repetir, pero el zaguero del León va más allá: quiere que nunca más esos aficionados rijosos y que lesionaron policías vuelvan a ingresar a un recinto balompédico nacional. “A nadie le gustan esas imágenes. A ese tipo de gente no deben dejarla entrar a los estadios”, demanda Márquez.

Consciente de la gravedad de los hechos en las tribunas del estadio Jalisco, Fernando Cerrilla, secretario general de la Federación Mexicana de Futbol, advierte que la violencia en el balompié nacional debe ser desterrada.

“Es una situación penosa, es algo por lo que no hubiéramos querido pasar, vamos a ver la evidencia de los reportes de las autoridades, del estadio, del Atlas y de la Federación para tratar de erradicar esto completamente. No es algo que queremos mostrar hacia el exterior, el futbol debe ser para que las familias asistan con toda comodidad y estamos tomando cartas en el asunto”, asegura el federativo.

Para el Clásico de clásicos, Cerrilla expresa la necesidad de que los protocolos de seguridad mejoren para que haya saldo blanco en el duelo entre el América y el Guadalajara en el estadio Omnilife.

“Se espera que haya la seguridad adecuada, para tratar de evitar esa situación, es algo que queremos erradicar completamente, pero esperamos que tanto el estadio como las autoridades se unan para tener la seguridad adecuada”, dice.

Los cuestionamientos en torno a la necesidad de desaparecer las barras del futbol mexicano vuelven a aparecer en la palestra.

Cada vez son más voces críticas las que se unen por evitar el ingreso de grupos radicales de animación a los recintos del futbol mexicano. Fernando Cerrilla advierte que es un tema que se revisará en la Femexfut.

“Definitivamente, vamos a analizar las actitudes que han tenido las barras, vamos a hablar con los clubes, con los que organizan las barras”, adelanta.

Por lo pronto, el tema de la violencia en las tribunas sigue en la mesa y las soluciones comienzan a discutirse en serio.