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VERACRUZ.— En la semana, la cabeza de Rubén Omar Romano, técnico del Puebla, pendía del hilo.

Pero el futbol mexicano es tan volátil, que ahora es la de Juan Antonio Luna, entrenador de los Tiburones Rojos, la que peligra.

Y es que a pesar de que Romano traicionó su estilo, al fin consiguió lo que todos querían en la Angelópolis: una victoria, y qué mejor que lograrla en el clásico de la zona frente al acérrimo rival, el Veracruz.

Un gol en los minutos finales fue el que dio la diferencia. Alberto Medina, sí El Venado aún juega, se fue en descolgada y cuando entró al área cruzó al portero Édgar Hernández.

Suficiente para ganar su primer partido en la Liga, sumar seis puntos en el torneo y preocupar mucho más a los Tiburones en la cuestión del porcentaje.

Veracruz quiso, pero simplemente no pudo, no tuvo armas para generar. Sin Ángel Reyna en la cancha, se dijo que está lesionado, a lo único que pudo recurrir el escualo fue a las jugadas a pelota parada, todas ellas rechazadas de forma heroica por la defensiva del conjunto poblano.

Pasó el tiempo y el empate era el mejor remedio para el aburrimiento dictado por ambos equipos, hasta que apareció El Venado, sí, Alberto Medina, el que nunca terminó por dar el estirón, casi se tironea al subirse a la bicicleta y al entrar al área pudo definir el juego.