futbol@eluniversal.com.mx

BARCELONA.— Sandro Rosell presentó su dimisión como presidente del Barcelona y el hasta ahora primer vicepresidente, Josep María Bartomeu, dirigirá el club hasta 2016, tras desestimar la convocatoria anticipada de elecciones.

Rosell apareció con gesto serio y ojos vidriosos. Justificó su renuncia por motivos personales después de las presuntas irregularidades cometidas en la contratación del futbolista brasileño Neymar.

Al mismo tiempo, anunció que Bartomeu, su hombre de mayor confianza dentro de la directiva, será el nuevo presidente hasta 2016, cuando termina el mandato de la actual junta directiva. Es decir, no habrá elecciones anticipadas a final de temporada, algo con lo que se especuló durante las últimas horas.

“Hace unos cuatro años, miles de socios del Barcelona acudieron a las urnas para dar su opinión sobre quién debía llevar las riendas de este club. Fue una fiesta democrática. El 61% de los votos estuvieron de mi lado. Todos los éxitos han conseguido superar los obstáculos extradeportivos y políticos a veces de nuestro propio entorno”, comentó Rosell.

El ya ex presidente del Barcelona reconoció que “esta época de éxitos ha tenido momentos complicados. Mi familia ha sufrido ataques directos que me han hecho reflexionar. Siempre dije que el fichaje de Neymar es correcto y ha provocado envidias”, destacó.

Finalmente, Rosell intentó justificar la sucesión de Bartomeu, una decisión tomada por la junta directiva que promete generar un enorme debate en los próximos días.

Luego habló Bartomeu, quien afirmó: “A partir de hoy lideraré este proyecto hasta acabar el mandato. Seguiremos trabajando y apostando por todos los valores que nos han guiado en estos años”.

Rosell firmó a Neymar en junio y se enorgulleció de habérselo “robado” al Real Madrid, que previamente había llegado a formalizar el reconocimiento médico con el futbolista.

No sólo eso, sino que Rosell presumió de haberlo conseguido más barato que nadie, por debajo de la mitad de lo que el Real Madrid dijo que le habría costado.

Pero el dirigente catalán no contaba con que apareciera un socio curioso, farmacéutico de profesión, que pidiera explicaciones sobre el fichaje y los pagos. El club no lo atendió, y el hincha, de nombre Jordi Cases, puso una demanda.

El lunes comenzó la peor semana de Rosell en el Barcelona. La querella fue admitida a trámite y el dirigente se negó a contestar las reiteradas preguntas de la prensa. A lo más que llegó fue a ratificarse en el precio del fichaje: “57.1 millones de euros y punto (78 millones de dólares)”, dijo, además de solicitarle al juez que lo imputara, tras saberse que en realidad se pagaron más de 130 millones en la moneda de EU.

Fue un desafío que no llegó a cumplirse, pues su “diamante”, Neymar, acabó con él.