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Para frenar la violencia en los estadios de futbol, los europeos crearon en el 2000 la “Carta del Aficionado” para estrechar los vínculos entre las barras y los clubes.

En este documento se establecieron una serie de objetivos comunes, así como las obligaciones del club hacia sus aficionados y viceversa, y se definieron claramente los derechos y obligaciones de cada una de las partes.

Es decir, lejos de alejar a sus fieles, las escuadras los hicieron partícipes de las acciones de los equipos, con el fin de fijar responsabilidades.

“Con este documento se les considera a los clubes y sus grupos de seguidores como parte de la solución para luchar contra la violencia de los espectadores, puesto que dejan de desempeñar el mero papel de delincuente o de víctima para ser copartícipes”, explica el Manual Sobre el desarrollo y la creación de Cartas del Aficionado, elaborado por José Luis Valle Cosío, ex asesor jurídico de Conade.

En este documento, cuya copia tiene este diario, se explica que no necesariamente el uso de la fuerza pública y privada en los estadios o el endurecimiento de penas legislativas significan avances en torno de la convivencia pacífica en los cosos.

“Durante mucho tiempo, el método preferido para contrarrestar la violencia y los actos vandálicos de los espectadores han sido las intervenciones represivas y legislativas. Sin embargo, ha quedado de manifiesto que una presencia inadecuada de las fuerzas del orden público en el estadio y en las tribunas puede contribuir o incluso a dar lugar a brotes de violencia”, señala el texto.

Es por eso que se idearon otras maneras de regresar la paz a los recintos futboleros. Por ejemplo, países que vivieron en la década de los 80 incidentes violentos como Bélgica, Reino Unido, Alemania, Francia y Austria pusieron en marcha las Cartas del Aficionado.

“El carácter general y las formas de implantación de las cartas de los aficionados ingleses demuestran claramente el serio esfuerzo de los clubes implicados por garantizar la máxima transparencia y la posibilidad de que los aficionados puedan influir y revisen los valores”, señala el documento, cuya copia también tiene este diario.

Equipos grandes de Europa, como el Manchester United, adoptaron la Carta del Aficionado desde el año 2000, y el Arsenal cuenta con un foro de consulta a los aficionados que organiza reuniones regulares entre sus aficionados y representantes del club para discutir y revisar la implantación de los valores de la carta local.

Con esa cercanía entre clubes y fans, la violencia en los estadios europeos ha sido menos frecuente, lo cual sirve de ejemplo al resto del mundo balompédico.