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RÍO DE JANEIRO, Brasil.— La cuenta regresiva ha comenzado. Con tres estadios inconclusos y obras sin terminar por las ciudades sede, el país del futbol, la samba y la playa, por ahora están sumidos en la apoteósica fiesta de carnaval. Después de esto se aprestarán a afinar los últimos detalles.

En Brasil hay un dicho que asegura que este año, el brasileño promedio trabajará sólo el último trimestre. Primero, los festejos de Año Nuevo, luego, el Carnaval y la Copa del Mundo, y después, la fiesta por el campeonato, en caso de que Brasil lo conquiste.

Nueve de los 12 estadios ya fueron terminados en medio de la polémica por el alto costo, el atraso de obras, la muerte de trabajadores en su construcción y la remodelación que reducirá el número de lugares y elevará los costos para que los aficionados entren, al eliminar las tribunas generales y sustituirlas por zonas VIP.

Dentro de los tres estadios pendientes se encuentra la Arena Corinthians, que será sede de la inauguración, el 12 de junio, en Sao Paulo.

Durante estos meses se han recorrido varias ciudades de Brasil, incluidas Río, Sao Paulo, Santos, Natal, Recife, Fortaleza y Salvador Bahía, para mirar de cerca a la sede mundialista en todos los rubros, la historia y el futbol, la cultura, la economía, la gastronomía, sus íconos turísticos y sus problemáticas sociales.

Un recorrido por una nación en donde el futbol ha sido su mejor estandarte de identidad, cuna de los mejores futbolistas a nivel mundial, con un juego mágico, de toque y gambeta, que impone otro ritmo al juego europeo de pases largos y sincronizados que los ingleses popularizaron a principios del siglo XX y que trajeron aquí desde Inglaterra.

El país tiene una apretada agenda de pendientes, desde logística e infraestructura para las selecciones participantes, hasta la seguridad para los aficionados. En Brasil, ahora todo transcurre entre fiesta y bacanal, mientras la cuenta regresiva sigue.

El Mundial más caro de la historia

Esta Copa del Mundo será la más cara de la historia. Según cifras oficiales, su realización ha costado 3 mil 400 millones de dólares, más gasto que la Copa del Mundo de Sudáfrica y Alemania juntas. Y para los aficionados será también una de las más caras. Cifras del programa oficial de alojamiento de la FIFA, Match Hospitality, aseguran que una noche en Río de Janeiro costará promedio unos 460 dólares —para esas fechas—, cuando en Johannesburgo, Sudáfrica, se dormía por 200.

Para los aficionados, el Mundial de Brasil también será el más caro y complicado por la logística. Brasil es el quinto país con mayor extensión territorial del mundo: 8.5 millones de kilómetros cuadrados. La transportación aérea entre las 12 sedes mundialistas será caótica ante la carestía de vuelos y los precios elevados.

Todo sube de precio

Si de por sí, la inflación económica de Brasil es alta, y tiene las ciudades donde la vida es la más cara de América Latina, Sao Paulo o Río, por poner un ejemplo, con la realización del Mundial y en 2016, los Juegos Olímpicos, todo está subiendo.

El ritmo de vida de los brasileños ha tenido que restringirse de un tiempo acá. Las rentas de departamentos han subido, el costo de casas, de servicios y hasta de la comida y las diversiones. No importa que la ciudad sea o no sede mundialista.

Pocos hoteles y caros

Por ahora, el hospedaje es lo que más se ha encarecido. Comparado con los precios por noche en fechas antes del carnaval, para junio, las habitaciones de hotel tendrán un precio tres veces más caro, no importa que el hotel sea cinco estrellas o un hostal con dormitorios comunitarios.

Aún en sedes que no son mundialistas, como Santos, donde las selecciones de México y Costa Rica tendrán sus concentraciones, el costo de una habitación del hotel se triplica para esas fechas. “Son los precios de la Copa”, aseguran recepcionistas en todo momento. Los establecimientos ya tienen en tablas los precios fijados a elevarse.

La inseguridad

Desde que la policía militar tomó por asalto las favelas en los cerros de las grandes ciudades en el proceso de “pacificación de las comunidades”, los ciudadanos han visto cómo la vida ahora es más insegura en los núcleos más turísticos de estas urbes.

Luego que las bandas criminales en esas zonas han tenido que salir o adoptar un bajo perfil, sus negocios también se han visto afectados. El narcomenudeo debe hacerse de otros modos que han dejado sin trabajo a gran número de personas.

Ahora, para sobrevivir delinquen en las zonas bajas de la ciudad, donde el número de vigilancia es menor o donde les es fácil tomar un teléfono celular, cámaras, bolsos, billeteras y maletas. A turistas y ciudadanos, la delincuencia les ha pegado por igual a últimos meses.

“Esto es algo que siempre pasa. La policía interviene los lugares más peligrosos en las favelas, pero los delincuentes bajan y viven de los asaltos en la ciudad”, relata Marize Gomes, una carioca de toda la vida.

Según la ONU en el tope del ranking de robos por habitante como parte de su informe sobre la inseguridad en América Latina, Brasil es el tercer país con más robos por cada 100 mil habitantes, sólo por debajo de Argentina y de México, con una tasa de 572.7.

Brasil tiene una de las tasas más bajas de conclusión de juicios y castigo a los responsables de todo el continente. En época de carnaval, las estaciones de policía se abarrotan de extranjeros y brasileños que son asaltados en plena fiesta y ante la falta de capacidad, éstas deben cerrar y las personas deben esperar largas horas para asentar sus denuncia. El robo a celulares es el delito más común.

Violencia que preocupa

Para Mauricio Murad, sociólogo de la Universidad Federal de Río de Janeiro y autor del libro La Violencia en el Futbol en Brasil, asegura que los delitos y la falta de justicia en el país son las dos grandes problemáticas que la Copa del Mundo enfrentará.

Entrevistado por EL UNIVERSAL, el investigador alerta del componente violento que hay en las torcidas, los grupos de aficionados violentos que en su mayoría están coludidos con grupos del crimen organizado y son usados para fines políticos, seguramente traerán violencia durante la Copa del Mundo, sobre todo, en eventos masivos como los FanFest que la FIFA pretende organizar.

Las protestas sociales

“Las protestas no son contra el futbol. Este país ama ese deporte. Las protestas son contra el negocio lucrativo que las mafias, los grupos de poder, manejan en el futbol, sobre todo, cuando el gasto excesivo de los gobiernos afectará la vida de los ciudadanos”, dice el sociólogo de la UFRJ.

Aunque por ahora, las protestas sociales, según encuestas de medios, están en su nivel más bajo de aprobación popular, también es cierto que el respaldo a la organización de la Copa del Mundo en Brasil es el más bajo desde que Data Folha ha realizado este ejercicio desde las protestas de la Copa Confederaciones en 2013.

Por doquier hay pintas y gritos en contra del evento. Incluso ahora, en el mismo carnaval, la crítica al gasto excesivo y la represión de manifestaciones ha estado presente.

Policía ‘Ninja’ y ‘Robocops’

La Policía Militar ha presentado su plan y sus esquemas de intervención ante las protestas. Se cuenta con un grupo especial entrenado en artes marciales y en Río de Janeiro fue presentado un Robocop. Un policía completamente acorazado para enfrentar el ataque de manifestantes.