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Arroyo responde al final

El Universal
Lunes 15 de diciembre de 2014

Cuestionado de inicio a fin. Sin haberse ganado la simpatía de la tribuna ni la confianza de su técnico, el ecuatoriano Michael Arroyo se erigió como la gran figura de la final del futbol mexicano al abrir el ostión, al romper el cerco construido por Ricardo Ferretti para mantener la ventaja de los Tigres.

Arroyo lo rompió, aprovechó una mala entrega de balón de Damián Álvarez para enfilarse a gran velocidad a la portería felina. Primero se quitó una fiera barrida de Edgidio Arévalo, después se llevó por velocidad a Hugo Ayala para plantarse frente al portero Nahuel Guzmán y fusilarlo por todo lo alto.

Ahí comenzó a escribirse la historia de la gran final.

Arroyo, de 27 años de edad, llegó a las Águilas procedente del Atlante. Siendo relevo regular jugó 15 partidos y apenas marcó dos goles en el torneo regular.

Pero este gol, el que le hizo a los Tigres, es sin duda el más importante de su carrera deportiva.

Michael Antonio Arroyo Mina nació en Guayaquil. Comenzó a jugar en el Emelec para después pasar al Deportivo Quito. Sus buenas actuaciones llamaron la atención del futbol mexicano y en 2010 fue contratado por el San Luis. Regresó un año a su país, para jugar en el Barcelona y volvió para participar con el Atlante, al que no pudo ayudar a mantener la categoría.

En esta temnporada llegó al América y cuando no convencía a nadie, convenció a todos y fue la figura de la final.



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