futbol@eluniversal.com.mx

TORREÓN.— Sus compañeros ya estaban listos para reanudar el juego, pero a Oswaldo Sánchez le costaba levantarse. El dolor en su alma era demasiado intenso.

Inesperado y amargo final de una velada que debía ser especial para el ya legendario meta del Santos Laguna. Se convirtió en el futbolista con más partidos jugados en la historia del balompié nacional (698), mas la fiesta no se completó a causa del revés ante el Atlas (2-3).

Eso explicó que tardara en reincorporarse tras la anotación del brasileño Maikon Souza (32’).

Más de dos décadas en la Primera División desarrollaron su intuición. Quedaba una hora por jugar, sabía que el mazazo era contundente.

Los Rojinegros comprobaron que, en ocasiones, pueden carecer de futbol, pero les sobra temple. Salieron al terreno de juego del estadio Corona con sólo dos unidades de ventaja, en la lucha por no descender. Volvieron a ampliarla a cinco.

El huracán albiverde fue tan intenso como efímero. Carlos Darwin Quintero pareció encaminarlo todo con ese gol basado en potencia y hambre (17’), virtudes que se diluyeron conforme avanzó el reloj.

Se trataba de la noche de Oswaldo, pero se Rodrigo Millar se la hurtó con su doblete (27’ y 85’). Hace unos días, Tomás Boy aseguró que el chileno padecía influenza. Falso. Al igual que la ilusión de Sánchez, cuyo festejo resultó amargo.