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Rabioso, según se describe, Rafael Márquez lanza dardos certeros y duros contra la labor de los árbitros. El capitán del León siente que su equipo fue perjudicado ante el América por Paul Delgadillo, pero no centra sus críticas sólo en un silbante.

"Cuando alguien tiene poder para perjudicar al contrario sin lugar a dudas lo hace y aquí falta un poco más de humildad y honestidad, eso habla del profesionalismo de cada uno. Hay veces que unos no la tienen", lanza el zaguero seleccionado nacional.

Hoy, en Márquez hay temor. No por hacer una entrada fuerte, o por irse expulsado. Ese tipo de dudas no las tiene. Lo que realmente le pesa como castigo es que venga una sanción económica de muchos miles de pesos por hablar en contra de los nazarenos.

"Uno ya no puede decir nada, porque luego vienen las supermultas y yo creo que hay que preocuparse más por tratar de mejorar esto, porque nos es de hoy, es de mucho tiempo, en los cuales les intentas hablar bien, les intentas hablar regular y la misma desesperación que las cosas no salen como uno quiere, pues desespera", manifiesta con ironía.

En su ácida crítica a los impartidores de justicia en el terreno de juego, Rafa asegura que los nazarenos lo han insultado, pero que no puede hacer nada ante la forma de cómo se dirigen hacia él.

"A mí me ha tocado que me insultan, pero uno no puede sacarle la tarjeta roja [al árbitro] y decir: ‘oye me insultaste'. Es el poder que tienen ellos y en nosotros no hay más que acatar lo que ellos decidan", fustiga.

Jesús Martínez, presidente del club León, aseguró que "pasaron situaciones raras que ya les informaré" en el partido de ayer, pero antes lo "platicará en lo interno con la Comisión Disciplinaria".

Mientras que el técnico americanista, Antonio Mohamed, también reclamó una decisión arbitral. El Turco aseguró no ver motivos para que Rubens Sambueza fuera amonestado por una falta sobre Carlos El Gullit Peña.

mcs