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El paisaje agavero aguarda con paciencia. Bajan uno a uno del camión, en Tequila, Jalisco. Llegan ya con la ropa adecuada para la ocasión. Dos damas reparten los sombreros. Ahora sí, el atuendo está completo: el Rebaño Sagrado se viste de charro para la fotografía oficial del Torneo Clausura 2014.

La extrema sinceridad de Jesús Sánchez provoca las primeras risas. “Me tapa el agave”, dice “El Chapo”. La planta de la que nace el tequila, la más mexicana de las bebidas, mide prácticamente lo mismo que el volante rojiblanco. Hay buen humor en Chivas, que se olvida por un momento de la derrota del viernes pasado (0-2 en Tijuana), que ha dejado al equipo fuera de la zona de calificación.

El acomodo es minucioso. El dueño Jorge Vergara, el entrenador José Luis Real y todo su cuerpo técnico, se unen a los integrantes del plantel. Atienden las instrucciones que definen su colocación entre las plantas, con el Cerro de Tequila como fondo. Posan con el sombrero. Luego, sin él.

La estampa evoca tradiciones que definen de alguna manera la identidad de este país. “Siempre es importante, somos el equipo mexicano. Me parece que la mejor representación que podemos tener es a través del traje de charro y esta es una ocasión importante para poder sentirlo de esta manera, que sintamos el mexicanismo. También nos obliga a reconocer nuestras raíces y seguramente nos tendrá que impulsar en todo lo que sea necesario”, explica “El Güero” Real.

Chivas se ha distinguido, desde la llegada de Jorge Vergara, por la originalidad de sus fotografías oficiales. Pero esta resulta una ocasión por demás especial. El equipo que ha jugado siempre con futbolistas nacidos en tierra azteca rinde homenaje a la mexicanidad. Por eso, una imagen no es suficiente.

Después de la fotografía en medio de agaves, el equipo vuelve al camión. Van directo al corazón del pueblo. Una destilería de tequila es el segundo y último escenario. Hay cuatro caballos destinados para integrantes del Rebaño Sagrado. Algunos futbolistas, como Carlos Fierro, los ven con demasiado respeto. Entre más lejos, mejor. Otros son más osados.

Jorge “Chatón” Enríquez y Hedgardo Marín montan dos de esos corceles y se colocan en los extremos de la toma. Al centro, Jair Pereira y José Luis Real están sobre los otros dos. Intercambian lugares para que, al final, “El Güero” quede encima del más grande de los animales, un imponente percherón negro.

La vestimenta luce impecable. Posan con ella para la segunda fotografía oficial del día. “Es lo máximo, el nacionalismo, el mexicanismo, ni siquiera el regionalismo, porque el traje de charro es un símbolo internacional de México. Estoy orgulloso de poder tener esta oportunidad, me emociona”, sentencia el técnico del Rebaño Sagrado.

El técnico controla bien el caballo. Lo monta sin temor. Cuando baja del percherón, la analogía con su equipo aparece tenuemente en sus palabras. Habla de uno como si se tratara del otro, con un tono pícaro que promueve la confusión.

- ¿Está preocupado por la marcha de su equipo?

- Estoy ocupado ahorita de no caerme del aballo. Todo lo demás lo veremos en la semana.

- ¿Le salió muy bronco su caballo?

- No, muy mansito. No sé cuál sea la palabra exacta, pero responde a la hora que se le pega con las espuelas. Responde como debe.

- ¿No se le ha soltado la rienda?

- No, todavía no. Todavía no me caigo.

Así, Chivas concluye la toma de su fotografía oficial. Esta vez, dos imágenes que homenajean tradiciones mexicanas. El equipo se va de Tequila, Jalisco, en medio de buen humor y en un momento exacto, para olvidar los malos resultados recientes.

“Se da en un momento clave del equipo para estar juntos en un entorno totalmente diferente a lo normal. Estamos aprovechando un momento muy agradable, muy original y sin duda esto tiene que beneficiar en todos los aspectos”, concluye Real.

hgm