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Nelson Mandela y su verdadero amor

Al Manzanero| El Universal
Viernes 06 de diciembre de 2013
Nelson Mandela y su verdadero amor

PASIÓN. Amó el boxeo. (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )

El boxeo es el único deporte que practicó el activista; lo veía como escape de la tensión y el estrés

deportes@eluniversal.com.mx

Cuando se habla de la relación que existía entre Nelson Mandela y el deporte, la memoria remite a lo inmediato.

Sí, Madiba usó al rugby como instrumento para unir a blancos y negros en Sudáfrica y jugó un rol preponderante para que su país fuera el primero africano en organizar una Copa Mundial de futbol.

Pero ni uno ni otro eran su amor. No. Mandela, quien ayer perdió la vida a la edad de 95 años, era un amante del boxeo.

Es el único deporte que practicó en su vida y, quizá por eso, se ganó un lugar en su autobiografía Un largo camino a la libertad.

“El boxeo es igualitario. En el ring, tu rango, tu edad, color y riquezas, son irrelevantes”, escribió Mandela.

El ex presidente sudafricano se involucró por primera vez con el boxeo en 1936 en la Universidad de Fort Hare, donde era común que pasara su tiempo libre en el gimnasio, entrenando y corriendo.

En 1943, Mandela se mudó a Johannesburgo a estudiar leyes en la Universidad de Whitwatersrand, donde, a diferencia de Fort Hare, él era el único estudiante nativo de África.

Los tiempos ya eran de mucha tensión racial, el apartheid estaba a punto de ser institucionalizado y Mandela comenzaba a ser un activista político.

Debido a que no podía usar el gimnasio de la Universidad, Mandela fue obligado a entrenar en el centro comunitario de Soweto, en Johannesburgo, que hoy es un YMCA.

Mandela veía al boxeo como un escape en medio de ese ambiente.

“No disfruto la violencia del boxeo como la ciencia que requiere. Me intrigaba cómo hacer un movimiento para protegerte, como usar una estrategia para atacar y replegarte, como mantener el ritmo en una pelea”, escribió en su libro.

“Nunca volví a boxear una vez que entré a la política. Mi interés primario era el puro entrenamiento; descubrí que el riguroso ejercicio era un excelente escape para la tensión y el estrés. Después de un arduo entrenamiento, me siento mental y físicamente más ligero. Es una forma de perderme en algo donde no existe la brega. Después de un entrenamiento nocturno, me despierto fresco y listo para volver a pelear”.

La famosa fotografía en la que se ve a Mandela siendo sparring del boxeador profesional Jerry Moloi fue tomada en 1953 en una azotea de Soweto. Ese mismo año, Mandela abrió una firma legal con Oliver Tambo, la única de nativos africanos en Sudáfrica.

Al año siguiente, Mandela comenzó a purgar el primer año de una condena de cinco de trabajos duros por incitar a la huelga a trabajadores africanos y por abandonar el país sin permiso. Por diversos motivos, pasaría 25 años detrás de las rejas.

Cuando fue liberado y consciente del poder que tenía el deporte para unir a comunidades divididas, usó la Copa Mundial de Rugby de 1995 con ese propósito.

Después, Mandela jugó un papel clave para convencer a FIFA de que era momento de que África recibiera un Mundial y se realizó con éxito Sudáfrica 2010.

Grandes logros que han opacado un poco lo que fue el verdadero amor de Madiba.

Ese viejo ginmasio en Soweto aún existe y no ha cambiado mucho. Ahí, nuevas generaciones de sudafricanos entrenan como algún día lo hizo el padre fundador de esa nación.

Mandela no ganó muchos combates sobre el ring, pero su lucha no se olvida.



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