futbol@eluniversal.com.mx

VILLARREAL.— Casi 20 mil espectadores le rindieron pleitesía mientras caminaba lentamente hacia la banca local.

Faltaba casi un cuarto de hora por jugarse, pero Marcelino García Toral decidió que ya había sido suficiente para Giovani dos Santos... Y el Real Madrid.

Seis minutos antes (70’), el seleccionado mexicano terminó de robarse el corazón del estadio El Madrigal con ese disparo que otorgó la más elemental de las justicias al marcador (2-2).

Amargo debut del volante galés Gareth Bale con los Merengues. Marcó su primer tanto con la camiseta blanca (39’), insuficiente para imponerse a un conjunto que mostró por qué llegó al juego de ayer con paso inmaculado (tres victorias en igual número de juegos).

Carlo Ancelotti y sus hombres la pasaron mal debido al ímpetu del rival, en cuyo funcionamiento resultó clave Javier Aquino. Es cierto, Gio se llevó las palmas con su tercer tanto como futbolista del Submarino Amarillo, mas el oaxaqueño desquició a los zagueros madridistas.

Ninguno como Sergio Ramos, quien le pegó hasta cansarse. Recibió la tarjeta amarilla. No se fue antes al vestuario por la complacencia del árbitro Fernando Teixeira Vitienes.

Pareja de mexicanos que impulsan a un recién ascendido con sueños de gigante, esos que son naturales en el siempre exigido Madrid.

Su actual versión impone en el ataque y genera nervios a Ancelotti cuando no tiene la pelota. El Villarreal se la hurtó durante varios minutos... Y no le ganó por ese galáctico, disfrazado de mortal, llamado Diego López.

El arquero evitó el rídiculo blanco. Evitó varios goles, incluidas dos claras aproximaciones de Aquino.

Aporte que parecía determinante en un nuevo éxito de su todopoderoso equipo. Dos Santos mató las ilusiones madridistas con aquel trueno que le otorgó el corazón de El Madrigal.