La Volpe pronostica un equipo ofensivo y alegre
ESCUELA. El Bigotón influenció en el estilo de juego a Miguel Herrera. (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )
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Miguel Herrera afirma ser un estratega ecléctico, capaz de tomar lo mejor de los hombres que le dirigieron durante su etapa como futbolista, pero las similitudes de su esquema con el de Ricardo Antonio La Volpe son irrefutables.
Eso explica que se le considere uno de los alumnos más avanzados del Bigotón, quien adelanta los seductores rasgos que, desde su punto de vista, poseerá el Tricolor del Piojo.
“Lo más importante es que le haya inculcado a los jugadores lo que es salir con pelota dominada, control del balón, manejo del partido, protagonismo desde el minuto uno... Tuvo que haber trabajado todo eso”, asegura el argentino, vía telefónica. “Estoy seguro de que no va a hacer que el arquero tire la pelota arriba”.
“Cuando pueda salir jugando, va a tratar de manejar la pelota y ahí es cuando un equipo se hace más vistoso, con mayor creatividad. Toda la gente va a estar esperando a un equipo agresivo y ofensivo, como lo es el América”.
Está convencido de que la verá, porque “El Güero“, como él le llama, no traicionará la esencia que asimiló hace dos décadas, cuando fue jugador de La Volpe en el Atlante, aunque también aclara que le agregará su particular sello.
“Por lo menos, en el primer tiempo o el inicio, su formación va a ser con tres marcadores. Después tendrá que hacer los cambios que correspondan en el transcurso del partido”, subraya. “El 5-3-2 es flexible, porque cuando ataca los dos laterales pasan a volantear, por lo que queda con una línea de tres atrás... Ya genera casi un 3-3-4 en ataque”.
“El volante por izquierda y derecha se incorporan con los dos puntas, de los que uno siempre juega atrasado, no paralelos. Es un sentido más vertical. Cuando las jugadas se generan por las bandas, entonces sí son dos 9 dentro del área. La gente va a ver a una Selección muy parecida a lo que él venía realizando en el América”.
Lo único que le inquieta es la preparación mental, esa que —considera— debió estar enfocada a quitarle tensión a los futbolistas.
“El peor problema del jugador es la presión. Si entramos con eso al campo de juego, no se desarrolla lo que se sabe, hay temor a la jugada, a gambetear, a patear de media distancia”, enlista. “Cuando un equipo entra con presión, temeroso, a no cometer errores, tiene más. Ese ha sido siempre el problema de la Selección. Lo que más hay que atacar es la cuestión anímica”.