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LAS VEGAS.— Su fecha de nacimiento revela que ya suma 40 años, pero él afirma que se siente “más joven”, y que lo quiere dejar patente este sábado 12 de octubre, cuando busque su quinta corona mundial en diferentes pesos. Juan Manuel Márquez, un veterano pugilista con “un joven corazón”.

“A los 40 años me siento bien, como un gran guerrero de joven corazón. Por ello nos preparamos de una gran forma para darle otro gran triunfo a todos mis aficionados”, lanzó Márquez, en la última conferencia que tuvo antes de enfrentar al estadounidense Timothy Bradley sobre el ring del Thomas & Mack.

En el último encuentro ante los medios de comunicación, ambas esquinas se declararon respeto y admiración mutua. Un encuentro de caballeros en donde El Dinamita y su entrenador Nacho Beristáin recibieron diversos elogios.

“Muchos me preguntan: ‘¿Por qué pelear a los 40?’ y yo les contesto: ‘Porque me siento feliz y fuerte’. Me preparé lo mejor posible para dar otra gran pelea. No me gusta hablar mucho, lo hago mejor con los puños. Así hablaré este sábado”, compartió el pugilista capitalino.

Nacho Beristáin reconoció el trabajo realizado por su homólogo Joel Díaz y señaló a Bradley como un gran rival a enfrentar.

“El campeón Bradley representa una excelente pelea. Es joven y competente. Estoy preocupado. Pero el respeto que le tenemos a él y a su entrenador, no nos quita el sentimiento de querer ganarles”, admitió el estrategia integrante del Salón de la Fama Internacional.

Por su parte, el campeón welter de la Organización Mundial de Boxeo agradeció a todos los que hicieron posible que se concreta el combate que lo puede impulsar a otro nivel en su carrera.

“Gracias a Márquez y a su equipo de trabajo por pararse a pelear ante mí. Será una noche interesante y ya no puedo esperar más”, comentó el boxeador estadounidense.

Los promotores Bob Arum y Fernando Beltrán elogiaron el compromiso mostrado por ambos pugilistas para ser sometidos a pruebas antidopaje realizadas por la WADA (la Agencia Mundial Antidopaje, por sus siglas en inglés). Una acción para terminar con cualquier especulación sobre la musculatura que presumen ambos peleadores.