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Con madera de campeón

Daniel Blumrosen Juárez| El Universal
Lunes 16 de diciembre de 2013

La Fiera es el campeón del futbol mexicano Imago7

El resultado fue contundente: León 5-1 América en el global de la final. Imago7

Rafael Márquez con el trofeo que le faltaba Ramón Romero

La decepción en el rostro americanista Ramón Romero

León logró su sexta corona Ramón Romero

Yarbrough fue figura; el Maza se fue expulsado Ramón Romero

Sergio Checo Pérez fue otro invitado de lujo a la final Ramón Romero

Azcárraga se quedó con las ganas de otro título. Ramón Romero

Matosas superó a Herrera en el duelo en los banquillos. Ramón Romero

León fue contundente y superó al América. Ramón Romero

Con madera de campen

HISTÓRICO. Al fin, Rafael Márquez logra levantar un trofeo de monarca en el futbol que lo vio nacer. (Foto: RAMÓN ROMERO EL UNIVERSAL )

"El Káiser de Michoacán" había disputado una final con el Atlas en 1999 y ahora tuvo su revancha con La Fiera

daniel.blumrosen@eluniversal.com.mx  

Histórico futbolista que aguardó 14 años y medio para saldar la deuda personal adquirida durante una calurosa tarde en el estadio Nemesio Díez.

Antes de recibir ese trofeo que le fue arrebatado en una serie de penaltis, Rafael Márquez cruzó el océano Atlántico para convertirse en una leyenda.

Todavía dolido por no coronarse con el Atlas en el Verano 1999, se trasladó al viejo continente para reportarse con el Mónaco. Añoraba irse con una copa en las valijas. El destino se lo impidió.

Regresó a su país natal 12 años y medio después, con la inmortalidad asegurada. Sus maletas estaban llenas de trofeos, pero aún suspiraba por ese que sólo vio de lejos en el césped de La Bombonera, el que Hernán Cristante se adjudicó al detener el endeble disparo del zaguero Julio Estrada.

Primer futbolista mexicano que humedece sus labios con el néctar de la gloria en tres naciones distintas. Tomó la vía más larga, pero también entró al paraíso. Káiser de Michoacán protagonista de un largo cuento de hadas. Pieza clave en la consecución del título ganado por el Mónaco (1999-2000) y para que el Barcelona comenzara la dinastía que hoy le tiene en la cúspide del balompié mundial.

Tres veces mundialista (en todos como capitán del Tricolor) y con el boleto asegurado para despedirse de la Selección Mexicana en Brasil 2014. Miguel Herrera, ese hombre que ayer personificó la desolación en la amplia zona técnica del Coloso de Santa Úrsula, le ha reservado un sitio en la justa sudamericana. Sí, también portará el gafete nacional.

No podía ser distinto con un jugador que sumó 15 títulos, a nivel de clubes, en Europa. Tres fueron con los monegascos. El resto, como parte de un Barça de época.

Tan fino con la pelota en los pies como férreo si se trata de hurtarla, aceptó la oferta del León después de tres grises años en el Red Bull neoyorquino, dentro del futbol estadounidense. Su sueño americano resultó pesadilla.

Panorama que no cambió durante sus primeros seis meses con los Panzas Verdes, a los que llegó pese al interés del Atlas, el equipo de sus amores, el que le debutó en la Primera División... Al que intentó salvar de la catástrofe, hace algunos años, con una propuesta de compra.

La Selección Mexicana también parecía alejada de él. Justo después de iniciar el camino a la XX Copa del Mundo, José Manuel de la Torre le borró de la lista. Comenzaba a hacerse a la idea de no cristalizar la meta de decir adiós al combinado nacional en Brasil.

El destino le dio una oportunidad más en todos los ámbitos. Recuperó su mejor forma física y el llamado al Tricolor no tardó en aparecer; eso sí, ya sin el Chepo en el banquillo.

Gustavo Matosas respetó su jerarquía y le apoyó para volver a ser ese hombre que marca diferencia dentro del campo, el que ayer confirmó su estatus de histórico en el balompié mexicano.



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