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Abandonar el vestuario con los ojos cristalinos y la boca seca es ya una costumbre para el Guadalajara, cuyos integrantes reconocen que sus prioridades han cambiado debido a un año y medio terrorífico. Perder el Clásico de clásicos fue una más en su larga lista de desilusiones.

Ahora, antes de pensar en Liguillas y títulos, deben enfocarse en sumar puntos para no ser quemados por las llamas de ese averno llamado Liga de Ascenso.

“No es crudo pensar así, es la realidad”, sentencia Rafael Márquez Lugo. “Hay que aceptarlo como es: Chivas debe tener un cierre importante porque ya estamos metidos en el tema del descenso y no podemos seguir regalando el prestigio de una institución como ésta”.

El problema es que hasta el propio entrenador reconoce que, en este momento, no hay material humano para un presente completamente distinto.

Juan Carlos Ortega continúa sin ganar en el banquillo de las Chivas, dentro de la Liga (cuatro empates y tres derrotas), racha que ve complicada romper pronto.

“Hasta hoy, en lo que hemos venido mostrando con los equipos... Obviamente que la idea es seguir creciendo, pero no tenemos un resultado positivo que nos diga que ya estamos en nuestro nivel”, lamenta el estratega. “Por muchas situaciones, solamente nos ha alcanzado para empatar...”.

Lo que hace a la fase final un sueño inalcanzable para los rojiblancos. Les quedan cinco partidos... Y la misión es ganarlos, aunque su nueva realidad les demanda hacerlo para no mancillar de forma permanente su historia con un descenso.

“En Chivas no hay alguien que se encuentre satisfecho. Por eso, estamos redoblando esfuerzos, en un tema de proyección, planeación, y después darle la estabilidad que todos los aficionados quieren”.