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Un doble festejo cargado de energía: en  el campo, Wiliam Guzmán grita su primer gol en el máximo circuito, justo en la noche de su debut con Chivas y en la banca, Juan Carlos Ortega es invadido por la euforia, saca la presión de saberse sotanero. Al menos por unas horas, el 1-1 en cancha del Morelia, permite al equipo tapatío abandonar el fondo de la clasificación.

Es un novato el que ha salvado al Rebaño Sagrado. Pero la crisis está lejos de terminar. La igualada es apenas una aspirina para el cáncer que padece este club. No es suficiente para curar. Aunque al menos produce cierto bienestar.

El técnico rojiblanco planteó una modificación a línea de cinco zagueros en cuanto recibió el equipo, para sustituir a Benjamín Galindo, que gustaba de protegerse con cuatro en el fondo. El resultado de esto: ocho partidos sin ganar del actual estratega rojiblanco, al llegar la noche de este viernes al Estadio Morelos.

Los rivales tienen ya plenamente identificadas las carencias rojiblancas. Morelia no es la excepción. Por eso, aprieta en la salida al Guadalajara. La idea rinde frutos pronto. Néstor Vidrio se equivoca en zona de seguridad. Entrega la pelota al colombiano Aldo Leao. La visión del sudamericano sale a relucir.

Encuentra un compañero a la derecha. Toca preciso para Édgar Andrade, que controla con espacio suficiente. Nadie le sale al paso. En la orilla del área, saca un derechazo cruzado. El vuelo de Luis Ernesto Michel adorna lo fotografía. No sirve para nada más. El esférico sacude las redes. Gol de Monarcas, apenas al ‘6. La zaga de Chivas es un desastre.

Acomodar y hacer funcionar a sus cinco zagueros ha sido un auténtico dolor de cabeza para Ortega. Esta vez “cepilla” a Miguel Ponce. “El Pocho” atraviesa por un pésimo momento. No es ni la sombra del zurdo que conquistó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 hace apenas un año. Su penitencia es jugar 90 minutos con el equipo Sub-20. Y para el duelo de Primera División no va ni a la banca.

En su lugar, juega el joven Abraham Coronado. Por derecha, como todo el torneo, Jesús Sánchez. El problema con ambos carrileros es que cumplen con funciones a incompletas: medio atacan y medio defiende. No hacen bien una ni otra. Y en esa confusión, cuando van no vuelven. Entonces, los tres centrales quedan por lo general mano a mano.

Precisamente en una acción así, Héctor Mancilla controla dentro del área. Tiene enfrente a Héctor Reynoso. Uno a uno. El chileno hace un recorte hacia el centro. El mexicano busca su cintura, pues la acaba de perder con esa finta. El atacante se crece y recurre a un lujo innecesario: la pelota se le perfila a la pierna izquierda, pero define con derecha, de tres dedos. Se va por un lado. Perdona al ’23.

Guadalajara encuentra un poco de oxígeno al arranque de la parte complementaria. Édgar Andrade controla dentro del área y remata al fondo del arco. Pero el silbante Francisco Chacón anula la acción por un inexistente fuera de lugar, al ‘52. Un regalo da vida al Rebaño Sagrado.

Y lo aprovecha el cuadro tapatío, aunque sea ligeramente, pues enseguida de esa jugada, encuentra sus mejores minutos en la cancha del Morelos. Para desgracia de Chivas, ni el máximo esfuerzo de este plantel es suficiente para hacer daño a un equipo que pelea por entrar a la Liguilla del Apertura 2013.

El visitante tiene llegada. Primero, Abraham Coronado recorta dentro del área, pero remata desviado (’54). Enseguida, Marco Fabián mide un centro elevado que lo deja solo, con todo para cabecear al arco, aunque opta por tocar a la llegada de Rafael Márquez Lugo; lo hace mal y se acaba el peligro (’59).

Miguel Sabah, que por fin había recibido la oportunidad de ser titular, es sustituido tras una gris actuación en la que no ha tenido oportunidades claras. Es altamente que para el próximo torneo ya no vista de rojiblanco. En su lugar, entra el joven Ángel Zaldívar, quien manda a las redes un cabezazo, al ’75, que el árbitro anula esta vez correctamente, por fuera de lugar.

Juan Carlos Ortega ordena también el ingreso de Wiliam Guzmán. El rojiblanco ha destacado en divisiones inferiores y en el Morelos hace su debut en la Primera División. Guadalajara recurre a la juventud para buscar el rescate de este barco que se hunde angustiosamente. El panorama se aclara al ’85, cuando Héctor Mancilla es expulsado, presumiblemente por haber dicho algo que el silbante alcanza a escuchar.

Entonces, el Rebaño Sagrado se va con todo al frente. Con el orgullo que le queda, porque el sótano de la clasificación es un lugar incómodo para establecer un hogar permanente. Minuto 88. Marco Fabián recuerda que su futbol es desequilibrante, aunque lo guarde por grandes lapsos. Por el costado derecho, taladra el área, levanta la mirada y saca un centro preciso.

La pelota supera a la defensa. Deja a Federico Vilar fuera de toda posibilidad de intervenir. Es un pase quirúrgico. A segundo poste, aparece el recién ingresado Wiliam Guzmán. Sólo acomoda la pierna para no volar la pelota. Remata con ilusión. La manda al fondo. El joven debutante salva a Chivas.

A un costado del campo, el técnico rojiblanco estalla en un festejo desmedido. Saca la presión. El 1-1 se decreta tras el silbatazo final y Chivas abandona, al menos por unas horas, el fondo de la clasificación. Sin embargo, Ortega llega a nueve partidos dirigidos y todavía no conoce la victoria con el conjunto tapatío.