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“La Barbie” se siente orgullosa de ser una mexicana ejemplar

Marco Sotelo| El Universal
Jueves 08 de marzo de 2012
“La Barbie” se siente orgullosa de ser una mexicana ejemplar

RETRIBUYE. Juárez inauguró un gimnasio de boxeo para poder entrenar a lospequeños que deseen iniciarse en el pugilismo. (Foto: LEONARDO MORALES EL UNIVERSAL )


marco.sotelo@eluniversal.com.mx

Ser campeona mundial de boxeo no es fácil. Mariana La Barbie Juárez hizo muchos sacrificios al inicio de su carrera, pero no se arrepiente. Su disciplina y perseverancia la han llevado a la cúspide del pugilismo.

La monarca de peso mosca del Consejo Mundial de Boxeo asegura que su vida es un ejemplo de que las mujeres pueden conseguir cualquier meta que se propongan.

Mariana se enfrentó a muchas adversidades: a la discriminación, a la soledad, a ser madre soltera... Y jamás ha claudicado en su sueño: ser recordada como la mejor boxeadora mexicana de la historia.

—¿Cuándo y por qué comenzaste a practicar este deporte?

—Comencé a los 18 años. Asistí al gimnasio porque deseaba aprender a defenderme. Me encantó ver a los muchachos hacer sparring, quitarse los golpes y darlos. Todo eso me fascinó. Decidí comenzar y me di cuenta de que tenía facilidad. Me quedé allí y dejé de lado el futbol.

—¿Cómo te enfrentaste a los detractores del boxeo femenil al principio de tu carrera?

—Fue complicado. De repente comenzaba escuchar en el gimnasio a los hombres que decían que las mujeres debían estar en la cocina o realizando el quehacer.

—¿Se burlaban de ti en el gimnasio?

—Sí. No aceptaban que una mujer pudiera estar en un gimnasio de boxeo. Tuve qué aguantar desde la forma de hablar de los muchachos, hasta la suciedad de algunos lugares. Ahora ya es diferente. Ahora cuando llegas a los gimnasios las instalaciones ya están más cuidadas gracias a que ya entrenan las mujeres.

—¿A las mujeres las trataban diferente en los entrenamientos?

—Los sparrings no nos tenían compasión por ser mujeres, al contrario, algunas ocasiones hasta nos pegaban más duro para saber si renunciábamos y ya no regresábamos, pero no. Allí estuvimos, eso nos dio más valor y coraje para no darnos por vencidas.

—¿Cuál es el sacrificio más grande que has hecho durante tu carrera?

—El tiempo que perdí de mi juventud. Yo veía a mis amigos que se iban a fiestas a divertirse. Ahora sólo escucho sus anécdotas, que yo no pude vivir. Yo tenía que estar en mi casa, levantarme temprano para correr y entrenar. No podía andar de fiesta.

Además fui mamá a los 27 años. Con el papá de mi hija viví nueve años. Dudé en algún momento si podía tener una hija, porque yo era boxeadora. Si tienes un hijo, pues se detiene todo. Pero por algo pasan las cosas. Me lastimé la mano, me retiré casi un año, mismo tiempo que aproveché para ser madre.

Otro de los sacrificios fue el alejarme de mi familia, porque me fui a Estados Unidos con la finalidad de mejorar en mi carrera. Me fui sola. Eso fue algo muy difícil. Pero viajé con la esperanza de poder crecer y creo que lo hice. Fue en ese momento cuando fui campeona mundial por primera vez.

—¿Te arrepientes de tomar el pugilismo como tu profesión?

—No me arrepiento. El boxeo me ha dado bastante y trato de devolver un poco. Quiero que los niños se den cuenta de que sus deseos pueden ser realidad. Por ello puse mi gimnasio, para apoyar a los pequeños.

—¿Cómo te ves como un ejemplo de mujer en nuestro país?

—Me veo como cualquier otra mujer, con ganas de realizar nuestros sueños y no los abandonamos. Me topé con muchas cosas negativas, pero nunca dejé de trabajar. Todas las mujeres somos capaces de cumplir nuestros sueños si no los abandonamos. Pase lo que pase lo podemos lograr.

—¿Cómo se siente una mujer tan popular y exitosa?

—Me siento muy contenta, porque todos mis amigos y la gente que me conoce sabe que todo esto lo he logrado a base de mucho esfuerzo. Me siento como una esperanza para toda esa gente que me ve y que sabe que sigo siendo la misma Mariana de siempre. Eso me deja una satisfacción muy grande.

—¿Qué pueden hacer las boxeadoras para conseguir mejores sueldos?

—Demostrando que podemos llenar arenas, que los promotores se den cuenta de que solventamos nuestro sueldo, que la gente nos apoya y que nos va a ver boxear, vamos a terminar derrumbando esa barrera, porque será algo inevitable y llegará con todo el esfuerzo que llevamos a cabo. Espero verlo pronto, antes de que me retire.

—¿Es un doble reto ser boxeadora y madre soltera?

—La verdad es que mis papás me ayudan con Natasha, ellos me la cuidan, eso me da tranquilidad. Cuando estoy en casa trato de verla todo el tiempo, cuando llega de la escuela, la llevo al gimnasio. Disfruto mucho siendo su madre.

—¿Apoyarías el que Natasha fuera boxeadora?

—[Suspira] A mí me gustaría que estudiara, pero si algún día quiere ser boxeadora yo trataría de facilitarle mucho las cosas en su carrera como pugilista.



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