Lógico adiós
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SAN LUIS POTOSÍ.— Francisco Ramírez caminó solo rumbo al vestuario, con la mirada absorta. Seguro de que ya no podía hacer más y la “paseada” de anoche en el estadio Alfonso Lastras fue la prueba.
Después de que el Guadalajara fue goleado por el San Luis (4-0), Ramírez dimitió como estratega de las Chivas. El Consejo de Futbol del club aceptó su renuncia.
Y es que, a este Guadalajara parecía no dolerle los papelones del Apertura 2009, al menos no mientras Ramírez fuera su director técnico.
El de anoche le salió barato. Porque el marcador resultó corto para lo mostrado en el césped: unos Gladiadores todo corazón y con mucho futbol, a veces demasiado; unas Chivas indolentes, a las que les daba lo mismo fallar goles que mostrarse inocentes en las marcaciones a la defensiva.
Para colmo, las distracciones de los veteranos cada vez fueron mayores. Muy cercanas a la delgada línea que divide lo accidental de lo intencional.
Lo de Héctor Reynoso rayó en lo ridículo. Reclamó su expulsión (62’) por mero trámite. Todos sabían que el líder de la zaga se ganó a pulso la tarjeta roja.
El hombre al que Ramírez le arrebató el gafete de capitán para dárselo a Omar Bravo dejó al Rebaño Sagrado aún más frágil de lo que ya era.
Fue entonces cuando la goleada se consumó.
El ahora ex estratega rojiblanco optó por utilizar a Omar Arellano y prescindir de Aarón Galindo, quien parecía ser la opción justa para cubrir el hueco dejado por el 4.
Es cierto, para entonces, los potosinos ya ganaban 2-0, pero defender sólo con tres hombres representaba caminar hacia el barranco... Y el San Luis no tardó demasiado en empujarlo hacia el vacío.
Galindo es otro de los hombres en los que Ramírez no confió. Prefirió jugársela con la suya y lo pagó con otros dos goles, los que redondearon el júbilo local, porque la pena tapatía se redujo a su afición.
En el lienzo verde, ningún elemento del Guadalajara se inmutó tras el silbatazo final.
Ya se habían acostumbrado a sufrir durante los 90 minutos, a ser dominados y a estar esperanzados en que alguien encontrará algo al frente.
Porque los números de Ramírez al frente del Guadalajara fueron terroríficos: dos victorias, cuatro empates y cinco derrotas. Su adiós fue lógico.





