Chiara chic, TRÈS chic, de hecho
Chiara Ferragni, la famosa blogger de moda . (Foto: Instagram de Chiara Ferragni )
Su sólo nombre se ha convertido en sinónimo de gran estilo y, por supuesto, de glamour 2.0 ¿De quién se trata? Nada menos que de la súper estrella de street style y über blogger Chiara Ferragni (7 de mayo de 1987, Cremona, Italia), cuyo pasaporte ahora ostenta el sello de México.
De visita en el Distrito Federal, Chiara ha demostrado por qué ha logrado consolidar no sólo la tan anhelada celebridad que muchas princesas social media desean con locura y pasión, sino también una identidad estilística que ha servido de inspiración a millones (literalmente) de chicas alrededor del mundo. ¿Su secreto? La manera de combinar las creaciones que las grandes firmas le hacen llegar (de Chanel para arriba), con elementos cuyo peso discursivo se advierte mucho más democrático. Esta es la clave que la ha distinguido dentro de un panorama salvajemente competido.
Mediante The Blonde Salad, nombre con el cual bautizó su concurrido blog, la italiana comparte sus looks, los cuales se caracterizan generalmente por ser coloridos, arriesgados y con un toque de rebeldía chic. Su paleta cromática, aunque en constante metamorfosis, se encuentra teñida de diversos matices dorados, blancos y negros, anclajes tonales que le brindan atemporalidad a sus ecuaciones visuales.
Y si hablamos de números, su blog cuenta con más de 110 mil visitas por día (según Wikipedia) y hay dos nombres claves en su panorama. El primero, Alexander McQueen, su creador predilecto; el segundo, Miroslava Duma, su icono de estilo favorito.
Chiara tiene su propia línea de calzado femenino y ha colaborado con firmas de primer nivel, entre las que destacan Guerlain, Dior, Hugo Boss, Louis Vuitton, Chanel, Bottega Veneta, Saint Laurent Paris, Valentino, J.Brand, Burberry, Victoria’s Secret, Mercedes-Benz, Replay, Lancôme, Furla, Woolrich, Grey Goose, Pennyblack, MaxMara, Rolls Royce, Ermenegildo Zegna, Tommy Hilfiger y Kenzo entre otras.
Bueno, pues sólo resta esperar que, con un par de tequilas, se anime a darle el "sí" a algún sello mexicano. No estaría mal, ¿cierto?