No todas las parejas sueñan con una boda tradicional. Hay quienes buscan hacer de este día un acontecimiento memorable para todos sus invitados; por ello, recurren a originales y creativos conceptos que no sólo definen la ceremonia, sino también el festejo. 

Las bodas temáticas dejaron de ser una moda para convertirse en una alternativa para los novios que desean imprimir su sello en dicha celebración y alejarse por completo de los clichés. 

Ya sea inspirado en un país, película o época, “el tema del enlace debe reflejar en todo momento la personalidad de la pareja”, asegura Gastón Kerriou, wedding planner con más de 20 años de experiencia. 

Este tipo de boda, empero, puede representar un arma de doble filo si no se tienen las reservas debidas. “Se debe procurar darle un tono de tema al festejo para no caer en la exageración y evitar que se convierta en un parque temático”, advierte el experto.

El lugar, la decoración e incluso la vestimenta deben contemplarse cuando se desea organizar un festejo de este tipo, además el encargado del evento debe investigar sobre el tema. 

“Hay sitios que por sí solos pueden referir al concepto seleccionado, pero también hay otros que pueden acondicionarse, tales como hoteles o jardines”, comparte Kerriou, quien ha planeado bodas de famosos como Eugenio Derbez, Chantal Andere y más. 

En cuanto al dress code, el especialista recomienda sugerir el tema a los invitados, nunca obligarlos. 

Se puede solicitar que porten un color específico o que lleven un complemento que haga alusión al tema. 

Para evitar complicaciones, Kerriou aconseja poner en la entrada del lugar un baúl o una canasta decorada con accesorios para aquellas personas que no cumplieron con el código y, así, no desentonen. 

Pensar en un enlace de este tipo, para muchos, implica un mayor costo; sin embargo, una boda con concepto puede ajustarse al presupuesto que la pareja establezca, de igual forma que un festejo tradicional. 

La clave de una boda temática radica en no interpretar literalmente la idea elegida, se debe procurar un equilibrio para no caer en el ridículo. “Hay que tener presente que una boda siempre será una boda, y que toda exageración puede rayar en el mal gusto”, finaliza el wedding planner.