Heredero de un arte ?en extinción?, Gabriel Olay Ramos expone en el Museo del Templo Mayor una muestra integrada por 13 mosaicos elaborados con plumas naturales.

?Arte plumario?, nombre de la exposición, busca revalorar esta tradición practicada con maestría por todos los pueblos mesoamericanos, desde la época de los olmecas hasta la conquista española.

Con plumas de aves de diferentes colores, el artista elabora sus piezas en las que se aprecia la cosmogonía del México antiguo, la presencia de los dioses como patrones de los distintos meses del año y de las diversas cosechas, entre otros temas de carácter prehispánico, entre los que resalta el famoso calendario azteca, que le llevó un año de realización, debido a la complejidad de sus diseños y colores.

Fiel a la técnica ancestral, Gabriel Olay demoró un promedio de dos meses para la elaboración de cada mosaico, que se suman a una rica colección de 47 piezas elaboradas por este artista en el transcurso de su vida, siguiendo la técnica ancestral que le inculcaron sus padres y abuelos.

Nacido ?entre plumas?, pues en su familia casi todos se han dedicado a la fabricación de este tipo de artesanías, Gabriel Olay se ha empeñado en difundir y rescatar la belleza de este oficio que hacia el siglo XIX, cayó en desuso y actualmente sólo es practicado por unos cuantos artesanos, debido a la dificultad para conseguir las plumas.

Al seguir el ejemplo de su padre y hermana, que trabajan todos los días en su taller, comenzó a realizar cuadros de plumas con figuras de pajaritos, peleas de gallos, patos, entre otros diseños.

En la antigüedad se fabricaban bellos atavíos, como capas, penachos, rodelas y abanicos, además de otros objetos decorativos como lienzos de vivos diseños y estandartes.

Entre los mexicas, el arte plumario era realizado por los ?amantecas? (que en lengua náhuatl significa ?el que trabaja las plumas?), quienes alcanzaron un alto grado de especialización; sin embargo, de aquellas piezas, son pocas las que se conservan en la actualidad, debido al material tan delicado con que fueron creadas. Sólo algunos penachos, abanicos, rodelas y vestimentas se pueden apreciar en algunas colecciones institucionales y privadas.

En la pintura y escultura de la época prehispánica, ha quedado registrado el uso de las plumas en suntuosos atavíos de sacerdotes y gobernantes, principalmente durante el periodo clásico en Teotihuacán y en el área maya.

De acuerdo con los registros históricos, los amantecas se vieron obligados a cambiar la temática prehispánica de sus diseños por temas netamente cristianos. De ahí, la realización de mitras, casullas y cuadros de santos.

Fue hasta el siglo XIX que la técnica comenzó a decaer, aunque todavía hay algunos artesanos empeñados en su conservación.

Tal es el caso de Gabriel Olay Ramos, quien ha alcanzado un alto grado de especialización, además de acudir a las fuentes históricas para la elaboración de sus diseños, en su mayoría, de temas prehispánicos, como lo hacían los antiguos amantecas.

Entre sus principales exposiciones, sobresalen las presentadas en la Biblioteca del Museo Nacional de Antropología (1990), la zona arqueológica de Teotihuacán (1996), y el Museo de Ciencia e Historia de la Ciudad de Corpus Christi, California, en Estados Unidos (1998).

La exposición permanecerá abierta hasta el 9 de febrero en el Museo del Templo Mayor (Seminario 8, Centro Histórico), con un horario de martes a domingo de las 9 a las 18 horas.