La historia de Pinocho, según el arte de Francisco Toledo
OBRA. El volumen incluye ilustraciones de Pinocho como personaje principal, que no formaron parte de la exposición, así como un poema de Francisco Hernández dividido en 24 estrofas. (Foto: TOMADA DEL LIBRO "PINOCHO" )
Clínica de Periodismo
A muchos les arruinaría la infancia saber que en la historia original de Pinocho, ideada por el italiano Carlo Collodi, el personaje principal nunca se convierte en un niño de verdad, mucho menos le hace caso a “Pepe Grillo” -pues lo mata con un martillo en uno de los capítulos- y que al final de la historia es colgado, terminando así su sueño de ser de carne y hueso.
Para la fortuna de varios podemos encontrar diversas versiones de este personaje que existe desde 1883, y una de ellas es la que nos presenta el artista oaxaqueño Francisco Toledo en Pinocho, libro donde reúne las imágenes de una de sus exposiciones en el Centro Cultural Bella Época.
En esta obra podemos conocer una trama diferente de este personaje, que en este caso no es infantil, ya que en la historia narrada por Toledo a través de imágenes, incluso se puede ver a la marioneta teniendo relaciones sexuales.
Al Pinocho de Toledo no le crece la nariz cuando dice mentiras, sino el pene; además del zorro y el gato que aparecen de la historia conocida, se suman otros personajes como peces de gran tamaño, pulpos, un lobo, una gallina. El Hada Azul sigue concediendo deseos al títere y también le ayuda a descubrir el mundo, entre otras cosas, habitado por el sexo.
Editado por Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), el libro de pasta dura contiene la muestra del pintor oaxaqueño integrada por 53 imágenes bajo la técnica de pastel y se ofrecen ilustraciones a doble página con la finalidad de recrear los cuadros de la exposición, incluyendo el tamaño de los mismos.
El volumen incluye ilustraciones de Pinocho como personaje principal, que no formaron parte de la exposición, así como un poema de Francisco Hernández dividido en 24 estrofas.
Así, con esta nueva perspectiva, Francisco Toledo se transforma en un sui géneris Gepetto y le construye a Pinocho un escenario que le permite experimentar emociones humanas, aún cuando no es de “carne y hueso”.
El artista conserva algunas de las imágenes que coinciden con la historia original, como la aparición del gato y el zorro, y su transformación en burro, y agrega una escena: el niño de madera es llevado a juicio por todas las travesuras que cometió, como “hacer de las suyas” con otras marionetas.
La muerte de Pinocho es un aspecto que Toledo no olvidó. Es ahorcado, como ya se sabe, pero su creador decide desmembrarlo y siembra cada una de sus partes en una maceta. Un icono infantil, en la sordidez del universo adulto.