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Descubren 250 mandíbulas y 45 cráneos en el Templo Mayor

Edgar M. Eslava| El Universal
Sábado 06 de octubre de 2012

El culto a la muerte se conjugan dentro de los nuevos hallazgos realizados en el seno del Templo Mayor, donde fueron ubicados 45 cráneos y alrededor de 250 mandíbulas. EFE

Se trata de todo un recinto funerario para rendir culto a "Mactlantecuhtli", dios de la muerte. EFE

Se calcula que estos vestigios datan de poco más de 500 años de antigüedad y representan el depósito más numeroso de calaveras hallado hasta el momento en el Templo Mayor. Reuters

También se reportó el hallazgo de una estructura circular hecha a base de tezontle para proteger un encino en pleno Templo Mayor. Reuters

En días recientes se pudo explorar la estructura circular, es una estructura de 2.20 metros de diámetro por 55 centímetros de altura y que fue hecha de piedra de tezontle y es contemporánea de la época de Moctezuma I. Alma Rodríguez Ayala / EL UNIVERSAL

Para los pueblos prehispánicos el árbol se relacionaba con el cielo, como una especie de estructura que sostiene la bóveda celeste. Reuters

Descubren 250 mandbulas y 45 crneos en el Templo Mayor

RITO. Los restos humanos eran parte de una ofrenda dedicada a Mictlantecuhtli, el dios de la muerte. (Foto: ALMA RODRÍGUEZ EL UNIVERSAL )

Los restos humanos fueron parte de ofrendas. También quedó descubierta la base de un antiguo árbol sagrado

cultura@eluniversal.com.mx  

El culto a la muerte, la deidad de lo sagrado y el contacto con el cosmos y la naturaleza se conjugan dentro de los nuevos hallazgos en el Templo Mayor, ubicado en el corazón del Centro Histórico de esta capital, que representan una ventana directa hacia el pasado prehispánico.

Se trata de una ofrenda en la que fueron localizados 45 cráneos y alrededor de 250 mandíbulas, que de acuerdo con el responsable del Programa de Arqueología Urbana (PAU) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Raúl Barrera Rodríguez, representan todo un recinto funerario para rendir culto a Mictlantecuhtli, dios de la muerte.

Durante un recorrido por estos sitios de reciente exploración, el arqueólogo dijo que se calcula que estos vestigios datan de poco más de 500 años de antigüedad y representan el depósito más numeroso de calaveras hallado hasta el momento en el Templo Mayor.

“Los cráneos eran utilizados por los antiguos mexicas como elementos de consagración o de clausura de espacios arquitectónicos y para rituales vinculados al culto a Mictlantecuhtli, dios de la muerte, por lo que quizá se trata de una ofrenda que sirvió para clausurar alguna edificación prehispánica”, compartió el funcionario.

Barrera Rodríguez detalló también que este depósito de cráneos fue localizado en la parte posterior de la estructura conocida como Cuauhxicalco, debajo de la cual también encontraron una piedra sacrificial y otros cinco cráneos fragmentados con un orificio a la altura del parietal.

Esto hace suponer que quizá en algún momento formaron parte de un tzompantli o monumento donde se exponían las calaveras de sacrificados, que forman parte del Recinto Sagrado de Tenochtitlan, añadió el investigador.

El especialista agregó que probablemente algunos de los 45 cráneos que se encontraban encima de la piedra sacrificial hayan sido manipulados para elaborar “máscaras-cráneo”, que en algunas ocasiones eran decoradas con collares, cascabeles y cuchillos de obsidiana, aunque en estos casos nunca fueron concluidas.

Del árbol sagrado

Por otra parte, el arqueólogo destacó la representatividad sagrada que tenían los árboles para los pueblos mesoamericanos, de ahí la importancia del reciente hallazgo de una estructura circular hecha a base de tezontle para proteger un encino en pleno Templo Mayor.

“Es una estructura circular que es la base de un árbol sagrado; ya antes habíamos localizado parte de este árbol sagrado, pero en días recientes se pudo explorar la estructura circular, es una estructura de 2.20 metros de diámetro por 55 centímetros de altura y que fue hecha de piedra de tezontle y es contemporánea de la época de Moctezuma I”, comentó.

También recordó que para los pueblos prehispánicos el árbol se relacionaba con el cielo, por ser una especie de estructuras que sostienen la bóveda celeste, “pero en estos árboles a través de sus ramas y de su tronco transitaban las energías, los flujos cósmicos”.

En ocasiones, aseguró, estos flujos eran benignos para la sociedad, pero también podrían traer ciertos daños, entonces ahí estaba la actividad del sacerdote

“Era el mediador con los dioses para poder mantener ese equilibrio y también se relacionan con la agricultura, con el ciclo agrícola, había una relación con el cosmos y con la naturaleza”, dijo.

Explicó que en este caso se trata de un tronco de encino, que data aproximadamente de los años 1440 a 1469 de nuestra era, pero lo característico es que este árbol tuvo un tratamiento en su momento.

“Hay una intención de manipulación del árbol de acuerdo a sus creencias, está en una base de una estructura circular y en el fondo tiene sus raíces, pero este árbol siguió siendo tratado en épocas posteriores, más arriba había restos de un piso prehispánico y con más raíces, lo que nos va indicando que tenía un cierto tratamiento al paso de los años”, refirió tras destacar que éste representa el primer árbol sagrado localizado en el Templo Mayor.

El arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia detalló que se están realizando los estudios correspondientes a los cráneos y mandíbulas, así como a la base del árbol sagrado, para posteriormente poder exponerlos al público en general, lo cual aún no tiene fecha determinada.



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