No me interesa ser literal
ssierra@eluniversal.com.mx
MONTERREY, N.L.— “Nada, no hay nada en ese territorio entre Tijuana y Hermosillo. Es peligroso”, responde el artista Miguel Ángel Fernández de Castro Federico, uno de los dos ganadores de la X Bienal Monterrey FEMSA con su obra Fin del camino I, en el rubro arte bidimensional.
Frente a sus piezas, que exhibe el Museo de Arte Contemporáneo (MARCO), y que están hechas en fotografía y video, describe: “Son parte de un proyecto más grande, de alrededor de 80 imágenes y videos. De dos años para acá, me he estado interesando en el desierto para decir otras cosas. Me gusta esta cosa de lo sugerido, no de lo literal, sino lo que sugieren las fotos y el video. Hay mucha ambigüedad falsa en el arte contemporáneo (o siempre la ha habido), pero hacer algo ambiguo, que tenga la potencia de sugerir muchas cosas es muy difícil. Es lo que busco.
“Cuando me fui a Tijuana empecé a ver que el desierto tenía potencia para trabajar, hice largas caminatas aleatorias. Al llegar a mi casa, en la computadora, me doy cuenta que no puedo ignorar que estoy en una plataforma virtual también. Tomo estas imágenes de Google Earth.
“Uno tiene intereses, lecturas, va investigando, pero trato de no hacer conexiones literales de lo que veo, leo o estudio. Es paradójico: el desierto siempre se ha relacionado con la nada, pero también puede ser lo contrario: todo.
“Me importa hablar del país, pero no quiero hacer un panfleto, puede llegar a tener más potencia abordar algo marginalmente, no directamente.
“Una relación que he encontrado entre el desierto y la dinámica del capitalismo tardío es que son como bastante obscenos, en el sentido de que te muestran todo, no te ocultan nada. Como el desierto, el capitalismo, de igual forma, no te oculta, te pone al frente todo, demasiadas cosas y eso también puede producir extravío; igual que cuando voy caminando por el desierto y hay una duna y, de aquí a que llego a la duna, el viento ya la cambió. Esa pérdida de referentes es la que más me interesa”.