Bacanales, cabarets e intimidades en la obra gráfica de Pablo Picasso

CAJA DE REMORDIMIENTOS. En el cabaret es parte de esta serie del pintor malagueño. (Foto: ADRIÁN HERNÁNDEZ EL UNIVERSAL )
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“El arte gráfico de Pablo Picasso es menos conocido, estamos más acostumbrados a ver la pintura, en cambio la obra gráfica es como un libro. Picasso la hace como quien lleva un diario, no un diario escrito sino dibujado, por eso él decía que no pintaba lo que veía sino que pintaba lo que pensaba”, así habla el investigador de obra gráfica Juan Carreté, durante un recorrido por la exposición Picasso Series: Caja de remordimientos, Retrato de familia y Los fumadores, de la cual es curador, y que exhibe el Museo Nacional de Arte.
Son 63 piezas creadas por el artista malagueño entre 1919 a 1955, piezas que el propio Picasso no quiso que se publicaran. Provienen de la Fundación Bancaja, de Valencia, dueña de alrededor de dos mil obras que suman la mayor colección privada (excluyendo museos) del arte gráfico de este artista español.
Es difícil saber por qué Picasso no quiso que estas obras se exhibieran o comercializaran, responde el curador español, sin embargo plantea varias posibilidades: “Hay algunas que son como apuntes, hay unas que son obras muy intimistas como los retratos de Dora Maar, que por lo tormentoso de estas relaciones quizás no lo quiso publicar, otras que -hay que reconocerlo- tienen fallos y los fallos en el grabado no se pueden quitar, fallos como que el barniz no queda bien o que al principio él utiliza zinc para grabar y, a diferencia del cobre, el zinc no se controla”.
La inspiración del artista
Las obras, cuya técnica es la litografía y que posteriormente el artista transfirió a planchas, hacen referencia a temas nodales de la obra de Picasso: la mujer, el erotismo, los minutauros; otras son muy íntimas, con momentos tan familiares como la de sus hijos Paloma, Claude y Francoise abriendo los regalos del Día de Reyes (1953), o bacanales y escenas de cabaret; en otros casos, toda una serie en torno del cigarro, que lleva al artista a explorar gestos y técnicas, mientras que en el caso de las litografías que componen la serie Retratos de familia, que datan de 1962, es curioso -explica el curador- ver que no son personajes de esos años sino antiguos, en algo que los eruditos han visto como un homenaje a Edgar Degas.
En las tres series se advierten las distintas etapas creativas o “el paso” por determinados movimientos artísticos: cubismo, surrealismo, clasicismo, aunque -acota el curador- “a Picasso no se le puede encasillar, porque es un hombre que ama la libertad y en cada momento hace lo que pasa por su cabeza”.
El grabado en el caso de Picasso es una obra paralela, complementaria de la pintura y otras expresiones. “Normalmente son dos mundos distintos, pero complementarios. También la pintura es autobiográfica, pero más lo es esto porque para grabar se toma la misma postura que para escribir, se está sentado, Picasso, a todas sus obras de grabado, las fecha con día, mes, año; eso quiero decir que es un diario. Pintura y grabado, son complementarios, no se puede estudiar solo la pintura”.
Y aun cuando en una primera etapa Picasso tuvo errores en ciertos grabados, se convirtió en un maestro de este arte. “Picasso es un hombre muy exigente, veía que había cosas que no podía poner en el mercado. Algunos son apuntes en el sentido de que en esta época él todavía no es un diestro grabador, hay que decirlo así”.
Carreté no duda en afirmar que Pablo Picasso se convirtió en un perfecto grabador: “Llega a esa madurez en los años 40 porque va a recibir clase de los mejores grabadores de París, técnicos le enseñan todos los trucos del grabado y él es un hombre que aprende con facilidad”.
Cuando el artista cambia de domicilio en los años 60, Notre -Dame -De-Vie, Francia, donde pasó los últimos años, hay una presión muy grande de los editores que quieren obra para publicar. Entonces encuentran en una caja unas 100 piezas y él acepta que se hagan pruebas de cada una, las revisa todas y “salva” 45, que son las que están aquí. De las otras no se sabe nada, explica el curador.
Pero después, Picasso no las quiso firmar; hoy tienen una firma a partir de un sello puesto cinco años después de la muerte del artista (había fallecido en 1973).
La muestra Picasso Series: Caja de remordimientos, Retrato de familia y Los fumadores, que se exhibe, por primera vez en México, se presenta en el Museo Nacional de Arte en salas de la colección permanente, junto a piezas de artistas mexicanos, en una propuesta que plantea un diálogo entre creadores del siglo XX, además de que ofrece una cronología.
Esta exposición estará expuesta en el Munal hasta el 5 de febrero de 2012. (Tacuba 8, Centro Histórico).
Como complemento a la muestra se presenta un catálogo editado por Bancaja de España.





