Tradición de años no se puede borrar de un plumazo
FIESTA BRAVA. Aunque para muchos se trata de un acto de tortura, para otros las corridas de toros son arte, cultura y pasión . (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )
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La reforma a la Ley para la Celebración de Espectáculos Públicos que PRI, PVEM, con apoyo del PRD, pretenden echar adelante para prohibir las corridas de toros en el Distrito Federal marcaría el punto final a una tradición que en México se asentó desde la época de la Conquista y que poco a poco se fue arraigando en la cultura.
La historia de este espectáculo, que ha evolucionado a lo largo de los siglos, se remonta a 1535, cuando se realiza la primera corrida de toros en México. En ese entonces “trajeron todo tipo de ganado vacuno, lanar, porcino; Juan Gutiérrez Altamirano, que era primo hermano de Hernán Cortés, trajo aparte de caballos una selección de toros bravos, una raza navarra, y las primeras corridas que se celebran son de 1535, se dieron con el virrey Antonio de Mendoza y el propio Hernán Cortés. Se corrían los toros a caballo, se alanceaban los toros”, dice en entrevista el matador, ahora retirado, Manolo Arruza, que fue presidente de la Asociación de Matadores y Novilleros, e hijo de Carlos Arruza, quien también fuera matador.
“La primeras corridas se hicieron en lo que hoy es el zócalo capitalino. Se rodeaba de tablas y ahí se hacían las corridas; era un espectáculo de gran importancia. Es una tradición mexicana que después se extiende a provincia, al grado que ahora tenemos corridas de toros en Yucatán, Jalisco, Querétaro. Se extiende sobre todo a donde hay población española y se generan grandes ganaderías con toros bravos”, comenta Andrés Medina Hernández, investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.
Medina Hernández asegura que esta tradición, que se enraizó a lo largo de la vida colonial, en México adquirió una forma muy creativa, sobre todo a principios del siglo XX, cuando los toreros mexicanos comienzan a introducir nuevas formas de hacer las corridas.
Pero lo más importante, señala el autor de Las corridas de toros en los pueblos mayas orientales. Una aproximación etnográfica, es la interpretación que los pueblos indígenas hacen de esta gran tradición española.
“Algunos de los pueblos indígenas recuperan mucho de esta tradición. En Yucatán, por ejemplo, las corridas de toros están inspiradas en la tradición hispana pero reinterpretadas al estilo maya y se ha hecho de una forma tan clara que hoy en los pueblos mayas los toros forman parte de la cosmovisión maya. Así como ésta, hay muchas variantes de la tauromaquia muy ricas en México”, comenta el entonográfo, quien lamenta que la etnografía mexicana ha descuidado la investigación sobre las tradiciones de tauromaquia y de juegos a caballo que llegan con la invasión y colonización hispanas; relacionadas con la “cultura de conquista”.
Para Medina Hernández, antes de la prohibición de esta tradición que forma parte de varias culturas, debería hacerse una revisión más profunda. “En Cataluña se dio por un rechazo a la identidad española, pero en la experiencia mexicana creo que más bien es una moda, no veo fundamentos fuertes para prohibirla. No va más allá de responder a grupos ecologistas y que están en defensa de los animales. Creo que es un error prohibir esta tradición solamente por propaganda política”, dice.
De acuerdo con el historiador José Francisco Coello Ugalde, la idea de prohibir la corrida de toros no es reciente, sino que data de siglos atrás. “Ya en el siglo XVI, Isabel la Católica cuestionaba la actividad taurina. Pero lo que está sucediendo hoy es parte de esta visión que tiene que ver con los nuevos criterios y las nuevas formas de pensar”.
El historiador de la tauromaquia en México y que además forma parte de un comité técnico que prepara una iniciativa para declarar la tauromaquia como patrimonio inmaterial y cultural de la humanidad ante la Unesco, señala que se trata de una actividad que forma parte de una costumbre muy arraigada en México. “Parece que los grupos ecologistas y los que están en defensa de los animales han olvidado que los pueblos se forman a partir de una serie de hábitos, de una cultura de usos y costumbres. No es justo que de un día para otro pretenden borrar de un plumazo estas formas de ser y de pensar de los pueblos, que tienen esta tradición muy bien arraigada, que ha tomado siglos de formación, que ha evolucionado y han adquirido nuevas formas de expresión.
“Hay todo un aspecto con raíces muy profundas y tenemos que sentarnos a la mesa y debatir todos aquellos que están en contra y los que estamos a favor de preservar y mantener un espectáculo que todavía tiene un profundo arraigo en la cultura de ocho países (España, Francia, Portugal, México, Perú, Venezuela, Colombia y Ecuador)”, comenta el especialista, quien asegura que la tauromaquia cumple con los cinco puntos que la Unesco requiere para que una actividad sea declarada patrimonio inmaterial y cultural de la humanidad.
Además, señala, estos grupos se han olvidado de que es una tradición que ha creado una infraestructura y un mercado del que depende un importante número de personas. “Nadie está pensando que se atenta contra la especie del toro de lidia. El toro es un animal que está en su hábitat natural y está preparado para que en el curso de los tres años, cuando es novillo, sea destinado a la plaza de toros”, dice.
Al respecto, el ex matador Manolo Arruza comenta que “los ganaderos de las casi 300 ganaderías que hay en nuestro país están administradas por personas que arriesgan su dinero, cuidan y protegen a esta especie, que de no existir la corrida de toros, no invertirían todo lo que destinan para que esta especie siga existiendo”.
“El toreo es cultural. En la historia ha ido evolucionando. El toro bravo es una especie única en su género y la única función que en lo inmediato tiene es morir peleando en una plaza de toros. Está totalmente comprobado que en los países donde no se efectúan corridas de toros, la especie se extingue, ni siquiera se ve en un zoológico”, agrega el torero retirado.
Pasión, arte y cultura
Manolo Arruza lamenta que se prive del derecho de una libertad que tienen los aficionados a los toros con esta propuesta de derogar la tauromaquia en la ciudad. “Los aficionados -recalca- no disfrutamos con ver matar a un animal, sino que comprendemos que ese animal está hecho para eso y que la fiesta brava es una pasión, un arte, que es cultural”. Asegura que es una gran mentira decir que a los toros se les encierra 24 horas sin luz antes de salir al ruedo, o que previo a la corrida son golpeados o inducidos a diarreas. “Obviamente se están basando en una total y absoluta falsedad, estamos rodeados de personas que son ignorantes”, dice.
“El toreo es un arte que tiene un grado dramático definitivamente, pero también una gran pasión. Y existe también la discusión de si es o no un arte. Los que amamos la fiesta de los toros y los que ejercemos esta profesión estamos convencidos de que los toreros no lastimamos a un toro bravo por el placer de hacerlo. Lo hacemos porque estamos creando una obra de arte que, efectivamente, tiene una parte dramática que está entre la vida y la muerte.
“En México, me pregunto qué va a pasar con las familias que viven gracias a la industria taurina, si de por sí hay gran desempleo en el país, van a crear más… ¡Ojo con lo que están haciendo! Hay una privación de libertad, se le quita al aficionado el derecho a asistir a un espectáculo que le agrada y conoce. Si aquí se va a copiar esta fórmula, están privando de una libertad. No va de acuerdo con las decisiones de un aficionado al que le gusta la fiesta, que no disfrutamos de ver matar a un animal, sino que comprendemos que ese animal esté hecho para eso”, dice el ex torero. (Con información de Sonia Sierra)