Vibró la Alhóndiga con el rock de Café Tacuba

. (Foto: ARCHIVO/El Universal )
GUANAJUATO. Un concierto histórico fue el que se vivió la noche del miércoles en la Alhóndiga de Granaditas, cuando Café Tacuba abarrotó la explanada y las calles aledañas al lugar para ofrecer su música y su energía como parte de los conciertos gratuitos dentro del programa que ofrece el Festival Internacional Cervantino. Más de 12 mil personas se dieron cita en este espacio al aire libre, que según autoridades de seguridad, nunca antes había recibido tal afluencia de asistentes. ?Es la primera vez que tenemos a tanta gente y creemos que las medidas de seguridad que tomamos fueron las adecuadas.? Desde las 14 horas empezaron a llegar lo mismo adolescentes que madres de familia, sin importarles nada más que esperar la presentación de sus ídolos, que estaba programada a las 20 horas y debido al tumulto no pudo iniciar sino hasta las 20:30 horas. Persona que llegaba, persona que tenía que pasar revista con alguno de los 150 elementos de seguridad que estaban preparados con macanas e incluso con perros, para resolver cualquier eventualidad. ?Recogimos hebillas anchas, botellas, objetos punzocortantes para evitar accidentes?, informó el jefe de Protección Civil de la ciudad de Guanajuato. Sebastián Barrera, quien añadió que estaban preparados con un consultorio médico, tres médicos, 18 paramédicos y tres ambulancias. ?Estas sólo fueron medidas preventivas?, aclaró, antes de que empezaran los empujones y las detenciones por alterar el orden que provocó que 13 personas quedaran a disposición del ministerio público. La noche mágica rockera empezó con la conocida canción de ?Ingrata?, que parecía describir entre notas los apretones que había al exterior de la Alhóndiga donde mujeres, hombres y niños se movían de un lado al otro para encontrar el mejor ángulo, aunque los que disfrutaron más eran todos aquellos admiradores del grupo que decidieron subir a las azoteas de las casas que rodean la Alhóndiga para escuchar y bailar. Con las notas de ?María? la gente en las gradas se movía cadenciosamente mientras la oscuridad se iluminaba con encendedores y lámparas. Al ritmo de ?No controles?, los asistentes que se encontraban en las bardas del espacio en forma de anfiteatro buscaban la manera de colarse al interior tratando de negociar con los policías preventivos que resguardaban el lugar. En un reto al equilibrio, la gente en las orillas de los límites de la Alhóndiga cantaban ?Alármala de tos? que seguida de la locomotora agitó a los asistentes que entre saltos y tarareos se dejaron llevar por la energía del grupo. ?Las Batallas?, ?Rarotonga? y ?Mi soledad? se mezclaron en una especie de popurrí techno-cumbiero que agitó a la multitud que se resistía a quedarse estática y contemplativa y buscaba por todos los medios ser parte del ambiente que se vivía en la explanada. Las notas de ?Ojalá que llueva café? fueron como profética, sólo que en lugar de café lo que cayó fue una botella que golpeó en la cabeza a una reportera del Radio y Televisión guanajuatense, quien sufrió un desmayo pero se recuperó pronto. Sin inmutarse de los incidentes ?los tacubos? siguieron con su espectáculo que hizo a todos los presentes tararear canciones como ?Las flores?, ?Las persianas?, ?el fin de la infancia? y ?La chica banda?, que fueron acompañadas por el ya tradicional slam que le sacó el demonio hasta al más pecador antes de que se despidieran de Guanajuato ?muy satisfechos?. Sin conformarse con eso, la gente pedía más, a lo que Emanuel, Quique, Joselo y Rubén (cosme, Anónimo, Mas si osare y demás apelativos), respondieron con ?El borrego? y ?Cómo te extraño? que fueron acompañadas de guitarrazos que hicieron reaccionar a la gente. Para dejar bien asentado que no son ?divos?, los integrantes de Café Tacuba bajaron del escenario para chocar manos con algunos de los asistentes, que por tempraneros lograron estar hasta adelante. La gente salió en orden y con la pilas bien cargadas, porque la música de esa ?chilanga banda?, originaria de Ciudad Satélite, estado de México, hizo cantar hasta a las piedras de granito que rodean la Alhóndiga.





