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BUENOS AIRES.— Homenajes de los argentinos exiliados en México durante la última dictadura militar (1976-1983) a los mexicanos hubo miles.

La deuda de gratitud de todos aquellos que salvaron sus vidas con los mexicanos es impagable. Así lo repiten decenas de miles de testimonios de argentinos que vivieron en el país durante esos años. Pero un homenaje de los mexicanos a la producción de esos exiliados argentinos, al menos desde la cultura, hay pocos. Al menos que se conozcan.

Los artistas mexicanos, Rolando de la Rosa y Yamina del Real decidieron hacerlo. Diseñaron una especie de réplica del Caballo de Troya, en madera, preferentemente cajas de frutas o huacales, cuatro ruedas cuasi medievales y lo llenaron de libros, discos, artículos periodísticos, obras de arte, casetes y toda la producción artística cultural que muchos argentinos crearon en el exilio.

El Caballo argen-mex fue presentado ayer en el salón de actos de la Universidad de Lanús, en la localidad homónima a escasos 23 kilómetros de la capital y ayer desfilaró por La Avenida de Mayo, en la marcha con la que las organizaciones políticas y de derechos humanos recordarán el 24 de marzo de 1976, a 35 años del golpe militar.

La gran pieza, que cuenta con el auspicio de la Embajada Argentina en México y la Universidad de México (donde funciona el departamento de Estudios México-Argentina) fue recibida ayer en la Universidad como una obra que sella para siempre y desde el arte esa nueva nacionalidad que se concretó en momentos difíciles pero tremendamente solidarios. Los Argenmex

Y en esa producción cultural, bajo el sello argen-mex que albergará el Caballo, no faltan los libros de un poeta y escritor-militante sin par como fue Gregorio Selser o del historiador Rodolfo Puiggrós. O bien Néstor García Canclini y Recuerdos de la Muerte, del hoy diputado Miguel Bonasso. El primer libro que contó el horror dentro de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el principal centro de exterminio de la dictadura militar o artículos de Oscar González en el unomásuno, y hasta una escultura.

“Nosotros también nos nutrimos de toda esa producción de los argentinos que llegaron a México. De los profesores en la universidad que eran argentinos” y que con el tiempo se iban conociendo las historia del por qué no habían elegido México como destino, sino que se vieron obligados a refugiarse allí, explican los autores.

Pudo haber sido una torre de Babel pero fue un caballo de Troya, porque ese animal -noble y de fuerte apego- simboliza la labor cotidiana. “En este caso ahí se lo ve sólo, pero adentro albergará todo lo que un pueblo es capaz de concebir culturalmente, incluso en situaciones tan penosas como el exilio, opinaron.

A nadie ayer a la presentación en la Universidad de Lanús le quedó duda. Homenajes hay muchos, pero pocos con la orginalidad y mensaje del Caballo argen-mex, con el que los mexicanos celebran el encuentro de la hermandad argen-mex.