El Cinvestav analizará autenticidad de los supuestos restos de sor Juana
RESTOS. Se espera obtener la secuencia de ADN y compararla con la de supuestos descendientes de la hermana de la monja. En la imagen, el cráneo que, se presume, es de la poeta . (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )
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Los restos hallados en 1978 y que se presume son de la poeta mexicana sor Juana Inés de la Cruz, serán analizados por científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) para confirmar su autenticidad, a través de la secuenciación de su ADN en un estudio que se prevé dure de seis a ocho meses.
Paralelamente a la autentificación de los restos, se espera determinar tanto la procedencia materna como la paterna de la escritora para conocer en qué porcentaje era de origen indígena y cuánto tenía de ascendencia española.
La investigadora que encabeza el estudio, María de Lourdes Muñoz Moreno, del Departamento de Genética y Biología Molecular del Cinvestav, explicó que la duración del análisis dependerá del estado de conservación en el que se encuentre la osamenta.
Muñoz Moreno explicó que, por ser mujer, sor Juana heredó el material genético de las mitocondrias de su madre, por ello, la secuencia se hará del ADN mitocondrial (material genético de las mitocondrias encargadas de generar la energía para la célula), el cual determina el origen materno.
La científica dijo que después de obtener la secuenciación del ADN (Ácido Desoxirribonucleico), y establecer la ancestría de la escritora, se hará la comparación genética de los supuestos parientes de sor Juana, descendientes de su hermana, quienes radican en México, si ellos están de acuerdo.
Su hermana, María Ramírez, debió tener la misma secuencia que la dramaturga, ya que las dos provienen de la misma madre. “Si esas personas son sus parientes, la secuencia debe ser igual”. De hecho, la también integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) comentó que el descendiente con el que se hará el cotejo deberá provenir del lado materno de la hermana de sor Juana.
Sobre el estudio
María de Lourdes Muñoz Moreno explicó que para hacer los estudios del ADN se requiere de una cantidad mínima de 0.2 gramos de muestra, que en este caso se tomará de una de las vértebras del esqueleto encontrado hace más de 30 años, durante las excavaciones realizadas en el Claustro de Sor Juana, por el doctor Arturo Romano Pacheco, el cual fue hallado con un medallón con las mismas medidas al que usaba la monja.
La investigadora refirió que la vértebra es uno de los huesos que más ADN contienen. En su experiencia en el estudio de restos óseos de poblaciones prehispánicas, esa pieza es una de las partes con la que mejor se trabaja, debido a que su dureza no es muy alta, por lo tanto su manejo se facilita.
En el laboratorio se quitará la cubierta al fragmento de hueso, se pasará por luz ultravioleta (UV) para eliminar el ADN de la superficie que posiblemente se haya contaminado por la manipulación, posteriormente se molerá y colocará en un tubo con una solución de fenolcloroformo para poder aplicar las técnicas de biología molecular para poder extraer la información genética.
Lo que se obtienen son amplificaciones del ADN, en hojas parecidas a un electrocardiograma; cada pico o secuencia indica a qué haplogrupos pertenece, los cuales están señalados por letras. A, B, C o D, indican origen indígena; H, I, J, K, T U, V o W, europeo.
Cada una de las secuencias se compara con las previamente descritas en el Genbank, que es una base de datos internacional donde hay secuencias de diferentes orígenes: europeo, africano o indígena, por ejemplo.
El procedimiento de la secuenciación genética de Sor Juana y del descendiente se repetirá como mínimo tres veces y con personas distintas, para asegurarse que el resultado sea el correcto, y al final se hará la alineación para determinar si existe o no parentesco. Los resultados del estudio, que aún no se tiene fecha precisa de inicio, se integrarán a los realizados por la doctora Javiera Cervini Silva, quien determinará la edad de los restos; y los del arqueólogo Luis Eduardo Ramos Cruz, quien se hará la parte antropológica.
Todo se conjuntará con los estudios previos del doctor Romano Pacheco, que incluyen las medidas de los huesos y la coincidencia del cráneo con los retratos que hay sobre la monja, para obtener una conclusión final.