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Calvario femenino en la otra frontera

Miguel Angel Ceballos| El Universal
Jueves 10 de mayo de 2007
Así lo muestra la investigadora Isabel Vericat Núñez en el libro-documental Bajo el Tacaná. La otra frontera: México-Guatemala

México es el nombre del infierno para los migrantes centroamericanos. Sobre todo para las mujeres, quienes pareciera que están destinadas a la discriminación por género, por pobreza y por ser migrantes indocumentadas, muchas de ellas menores de edad.

Así lo muestra la investigadora Isabel Vericat Núñez en el libro-documental Bajo el Tacaná. La otra frontera: México-Guatemala.

"El planeta se calienta y las fronteras se desangran. Con el deshielo, se podrá atravesar el Polo Norte en barco, pero las fronteras se han transformado en diques de contención para los migrantes, que son tratados como mercancías no rentables y son objeto de transacciones por dinero si quieren llegar a la tierra todavía prometida (Estados Unidos). Las mujeres, en y a cambio, pagan con su cuerpo", dice Vericat, quien durante un periodo de tres semanas recogió el testimonio de varias migrantes en la zona del Soconusco, Chiapas.

El libro, acompañado de un disco compacto que contiene un documental de 25 minutos de duración, refleja la discriminación que ejercen los mexicanos sobre los centroamericanos, con especial énfasis en las mujeres. "El racismo es brutal, es un racismo cruel porque es como si fuera entre la misma familia. Las autoridades migratorias son verdaderos perros de caza a todos los niveles, hay muerte, tortura, violaciones, abusos, mucho más acentuado ahí que en la frontera norte.

"Sin embargo el objetivo de esta investigación no es criticar la política oficial, sino establecer una relación con la población y actualizar la información sobre la situación de los migrantes en este pedazo del mundo. Son muchas las cosas que no se han dicho de esa zona, por ejemplo, que el Soconusco es la tercera zona de prostitución en el mundo, detrás de Tailandia y algunas partes de la frontera de Brasil".

Muchas mujeres menores -explica Vericat- son "traficadas" o "traídas" de Centroamérica. Otras son inmigrantes que no pudieron llegar a su destino en el norte. Las redes de traficantes se nutren de sus cuerpos. Porque son los cuerpos, no las fronteras, los puntos vulnerables, al contrario de lo que propugnan las políticas de "seguridad", palabra con nuevos significados que ha convertido a los ciudadanos, sobre todo a los migrantes, en sospechosos.

Para la autora, el principal objetivo es hacer visible lo que para muchos ha pasado como invisible. "Hay imágenes porque lo que quise fue visualizar la frontera, pero como lo mío es escribir, lo acompañé de palabras. Como periodista traté de describir imágenes y esa es la crónica que abre el libro".

Aunque desconfía de toda estadística que quiera enmarcar un fenómeno que sucede en la clandestinidad, Isabel Vericat dedica una página a los números oficiales sobre la migración en la frontera sur de México: aproximadamente 350 mil inmigrantes entraron por la frontera del Soconusco a México en 2005, de los cuales 236 mil fueron deportados por el Instituto Nacional de Migración; 56 mil por la Border Patrol; 40 mil lograron cruzar a Estados Unidos; y 10 mil se "diluyeron" por el país.

Bajo el Tacaná. La otra frontera: México-Guatemala , coeditado por Ediciones Sin Nombre y 17, Instituto de Estudios Críticos, se presentará el 11 de mayo, a las 19 horas, en la Casa Refugio Citlaltépetl (calle Citlaltépetl 25, Hipódromo Condesa), con Isabel Vericat, Mauricio Farah, de la Comisión Nacional de Derechos Humanos; Lucía Melgar, del Programa Universitario de Estudios de Género de la UNAM; Juan Artola, jefe de Misión de la Organización Internacional para las Migraciones; Arie Hoekman, del Fondo de Población de Naciones Unidas; y Benjamín Mayer, sicoanalista y director de 17, Instituto de Estudios Críticos.



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