FOTOGALERÍA: Arte chocolate en el Carrillo Gil " /> Carrillo Gil"/> FOTOGALERÍA: Arte chocolate en el Carrillo Gil "/> Carrillo Gil"/> FOTOGALERÍA: Arte chocolate en el Carrillo Gil "/>

aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Creadores chocolate "asaltan" el Carrillo Gil

Miguel Angel Ceballos| El Universal
Jueves 02 de noviembre de 2006
Artistas de cuatro países realizan videoacciones que cuestionan las prácticas ilegales toleradas en México; los creadores Daniel Knorr (Rumanía, 1968), Cao Guimarães (Brasil, 1965), Christopher Draeger (Suiza, 1965) y Erik van Lieshout (Holanda, 1968) participan en la exposición Chocolates. Prácticas urbanas (pos) legales
  • FOTOGALERÍA: Arte chocolate en el Carrillo Gil

    Lo chueco, lo ilegal, lo chocolate, es decir, la forma de hacer válido lo que va en contra de las leyes fue motivo de reflexión de cuatro artistas extranjeros, quienes a través de una serie de videoacciones confirman la popular frase que reza: "En México todo se puede, sólo hay que caerse".

    Los creadores Daniel Knorr (Rumanía, 1968), Cao Guimarães (Brasil, 1965), Christopher Draeger (Suiza, 1965) y Erik van Lieshout (Holanda, 1968) participan en la exposición Chocolates. Prácticas urbanas (pos) legales, que será inaugurada el próximo 8 de noviembre, a las 20 horas, en el Museo de Arte Carrillo Gil.

    Se trata de un proyecto ideado por el curador de arte José Manuel Springer, quien hace un par de años, al darse cuenta de que la mayoría de las veces las prácticas ilegales son toleradas en nuestro país y que los mexicanos estamos muy acostumbrados a ellas, convocó a un grupo de artistas extranjeros para que realizaran una obra en la ciudad de México que tuviera que ver con lo chocolate.

    "Quería que ellos fueran descubriendo la elasticidad y la falta de límites entre lo que es y no legal".

    No se trata de artistas elegidos al azar, sino de creadores nómadas que están acostumbrados a trabajar en diferentes países; su obra consiste, precisamente, en el proceso de enfrentar realidades culturales distintas. Así, cada uno formuló un proyecto que a final de cuentas se convirtió en una llamada sobre lo que está sucediendo en el país.

    Por ejemplo, Daniel Knorr realizó la pieza ¡Extranjero, ven a votar!, un video que tiene su origen en el proceso electoral del pasado 2 de julio. El artista llegó a México un mes antes de las elecciones y quedó sorprendido por la división de opiniones que existían respecto de los candidatos presidenciales. Además, se enteró de que la Constitución prohíbe a los extranjeros participar en política.

    Entonces Knorr decidió hacer una casilla electoral para que votaran los extranjeros, algo que es ilegal, pero el artista pensó que si su voto no valía, por lo menos podía expresar su preferencia respecto de los candidatos. Presentó su proyecto al Instituto Federal Electoral (IFE) y le dijeron que si se trataba de un asunto artístico estaba muy bien y que ellos no tenían inconveniente en que se instalara una casilla electoral para extranjeros, siempre y cuando se mantuviera dentro de un museo.

    Incluso le dieron una carta con la aprobación, pero cuando ésta se presentó al INBA para instalar la casilla el 2 de julio dentro del Museo Carrillo Gil, el subdirector del instituto negó el permiso.

    Tras una larga búsqueda de un espacio alternativo, el día de las elecciones colocaron la urna -acompañada de boletas electorales para extranjeros- en el Trolebús-Galería de la colonia Roma. Participaron alrededor de 85 personas en la casilla chocolate.

    "Tratamos de hacer las cosas legalmente y ver quién es el primero que impide la legalidad, porque muchas veces son las instancias oficiales las que ponen una serie de cortapisas que hacen que la gente recurra a prácticas de legitimación de sus acciones cotidianas", explica Springer.

    Vendedor ´pirata´

    Christopher Draeger vivió en la ciudad de México hace un año, mientras realizaba una residencia artística. Cotidianamente utilizaba el Sistema de Transporte Colectivo Metro para trasladarse de un sitio a otro y le llamaba mucho la atención la existencia de cientos de vendedores ambulantes que por ahí circulan con la anuencia de las autoridades, a pesar de que el Metro es una zona de alta seguridad.

    Pensó que como artista él también podría entrar a los vagones a vender su propia obra, así que comenzó a autopiratear sus piezas haciendo copias de los videos que había vendido como obras de arte en Europa. En el Metro las ofreció en 10 pesos.

    A Draeger le interesa el tema del apocalipsis, de los desastres y el terrorismo. Ha realizado varias piezas con esos temas, así que algunos de sus productos eran discos con efectos sonoros de desastres: aviones estrellándose, inundaciones, terremotos y erupciones volcánicas. Como no habla español, se aprendió el texto para ofertar su mercancía y, acompañado de un reproductor de discos compactos y un pequeño altavoz, el vendedor pirata sorprendió durante una semana a los viajeros. Uno de esos días vendió, en una hora, 20 discos.

    El holandés Eric van Lieshout presenta el video Mary Achi, una obra en la que registra la acción de salir a las calles de la ciudad de México -y en especial a los paraderos de transporte público y a mercados- vestido de mujer. Como tal, Van Lieshout interactuó con los transeúntes no desde un punto de vista del documental, sino como alguien que crea un teatro. La mujer chocolate ofrecía sus servicios de canto y baile por unas cuantas monedas, al tiempo que provocaba una reflexión sobre los roles establecidos y la identidad de género.

    Finalmente, Cao Guimaraes, quien es un artista especializado en cine, realizó un video abstracto sobre la estética de los colores y sonidos del ambulantaje que se ubica en los linderos entre el Centro Histórico y el barrio de La Merced, lugares conocidos por la venta de mercancía pirata.

    En promedio, cada video tiene una duración de 10 minutos, y cada uno de ellos muestra que en México siempre se pueden encontrar las formas a través de la negociación. "Tienes que caerle. Hay reglas no escritas. Esto de la ilegalidad no es que las cosas se faciliten, simplemente que hay otros modos de interacción que pueden tener su costo económico o social", precisa Springer.



  • Ver más @Univ_Cultura
    comentarios
    0