Paisajes cotidianos y vivencias íntimas expresadas a través de scaneos y pixeleadas es lo que presenta la muestra ?Espacios internos? de la fotógrafa y arquitecta Lorena Mata, quien con este nuevo lenguaje poco apreciado como arte ha encontrado el punto medio entre la pintura y la fotografía, sus dos pasiones y el medio más propicio para comunicar su esencia.

La exposición se presenta en la galería "José Luis Beillure" de la Facultad de Arquitectura de la UNAM ( Ciudad Universitaria) hasta fines de julio y es una recopilación de trabajos realizados entre 1997 y 1999.

Con impresiones digitales basadas en la técnica del fotomontaje, Mata juega con símbolos y conceptos que poco a poco se distinguen entre la multiplicidad de imágenes que aparecen en cada obra.

Fotografías antiguas, imágenes actuales, así como dibujos que experimentan una manipulación digital son el reflejo de una personalidad ?abarrocada?, como ella misma se califica, que experimenta incluso con objetos reales para lograr texturas en una técnica que en su opinión aún no alcanza un desarrollo pleno y puede parecer muy plana.

¿Cómo empezaste a trabajar lo digital?

Tomé clases con una fotógrafa calificada como surrealista y ella me enseñó a hacer fotomontaje, pero mi forma de trabajar era muy de laboratorio por lo que resultaba muy tardado. de pronto encontré la computadora y vi que se acoplaba a la técnica y así he ido experimentando en los últimos cinco años hasta llegar a estos trabajos que aunque muy cargados, tienen una unidad.

Ante la amenaza de llegar a ser efectista o a engolosinarse con los colores y las facilidades que la computadora ofrece de corregir antes de imprimir o de cambiar color en la pantalla, Mata asegura que no deja de cuidar el concepto del que surge su trabajo.

?Lo conceptual es lo esencial?, apunta. ?Me fijo mucho dónde meto efectos y dónde los quito para que esa idea que maneja se fortalezca, pero también se simplifiquen los efectos de color.?

Además del miedo que tienen algunos artistas para aproximarse a lo digital, Mata también señala que un grave problema es que la gente no compra obra porque consideran que al ser impresa la obra en una computadora ?tú ya no le estás metiendo mano, cuando en realidad requiere más tiempo y esfuerzo?.

En lo referente al proceso, la también académica de la facultad de arquitectura apunta que además del tiempo que se invierten en tomar fotografías, revelarlas, transformarlas con ácido o algún otro proceso, introducirlas en la computadora y darles forma en la pantalla hasta que esté satisfecha, la dificultad está en la impresión porque no se reproduce como se espera, el papel en el que se imprime juega trampa y se cambia el efecto o simplemente las etapas no fueron las adecuadas. Otro detalle a tomar en cuenta cuando se trata de arte digital es el de la resolución de las imágenes, porque pixelear no consiste sólo en jugar con intensidades sino dar nitidez u oscuridad al trabajo final para enfatizar o disminuir rasgos. Con esta muestra Mata quiere recordar que aunque se usan menos las manos y más bien los dedos se pegan al ratón, quien está detrás es el artista. ?Es el creador quien manipula y lo único que cambia es el medio, la velocidad, la falta de tropezones?, concluye.