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Aprendí a ser después del alcoholismo: Hiriart

Sandra Licona| El Universal
Martes 25 de abril de 2006

Dejar de beber alcohol e iniciar el camino hacia la sobriedad, firme y duradera, fue para Hugo Hiriart (ciudad de México, 1942) como emprender la escritura de un poema, de una novela, de una canción, o como pintar un cuadro.

Fue ?confiar en la musa de la sobriedad?, aprender de nuevo a ser, con toda lucidez, o como dice Horacio, a abrazar el día, el hoy, sin pensar en mañana.

Hiriart es alcohólico y lleva 24 años de abstinencia. En 1987 escribió un ensayo, Vivir y beber, en el que reconoce la labor de Alcohólicos Anónimos (AA) y en el que habla sobre qué pasa con la gente que ha caído en el drama dionisiaco, qué hacer y por qué.

Y aunque reconoce que su capacidad de prédica ?ha perdido filo y brío?, aceptó que Tusquets reedite este volumen. En entrevista habla de las fobias que lo llevaron al alcoholismo y aclara que nunca ha sido un redentor de alcohólicos, y que en su escritura no hay un antes ni un después de esta adicción: ?Todas mis obras son igual de malas, eso sí, entretenidas, porque el único pecado imperdonable del arte es aburrir, y es un aspecto en el que me gusta reiterar.?

Novelista, dramaturgo, ensayista, filósofo, director de escena, guionista y artista plástico, todo eso es Hugo Hiriart, quien no sólo ha superado su alcoholismo, sino recientemente ?el año pasado? la muerte de su padre y un principio de embolia, que lo tuvo enfermo durante varios meses.

Ya con el andar recuperado y de nuevo la voz clara y transparente, Hiriart reconoce que, en un arrebato que no acaba de entender, en su juventud dejó la pintura y la escultura y se dedicó a estudiar filosofía. ?Fue una estupidez, creo que me hubiera ido mucho mejor en la pintura.?

La angustia y la ansiedad que le provocó esta decisión y su agorafobia ?miedo a los espacios abiertos? fueron algunas de las circunstancias que lo llevaron al alcoholismo.

¿Desde dónde está escrito Vivir y beber?

Desde mi propia experiencia como alcohólico. Siempre es conveniente escribir de lo que uno sabe, de lo que uno ha experimentado, no quiere decir que necesariamente hay que hacer relatos autobiográficos, sino hablar de lo que uno puede visualizar con fuerza.

Cuando estaba en actividad, es decir, cuando andaba bebiendo, me daba una vergüenza apocalíptica hablar del tema, como la mayor parte de los alcohólicos vivía en el autoengaño, no me visualizaba con rectitud, metía todo en una vaguedad, y el primer paso de mi rehabilitación, como la de cualquier persona, fue hablar, luego vino la escritura de este libro.

¿A 24 años de abstinencia, qué facturas le sigue cobrando el alcoholismo?

No sé si las he pagado todas, me parece que uno nunca acaba. Hay muchos errores que ahí quedan para siempre, de trazo en la vida, de trayectoria, pero también hay que tomar en cuenta que el alcohol es una respuesta a la ansiedad, a la angustia, no es un desvío gratuito de la vida, sino es una manera de solucionar ciertas cosas, aunque después las soluciones se convierten en el verdadero problema.

? ¿Al controlar su alcoholismo, controló también su angustia y ansiedad?

? No, las domestiqué bastante, fueron cediendo, pero nunca del todo.

? ¿Pero dónde está la génesis de su angustia y ansiedad, en la infancia, en la relación con sus padres, en su trabajo como escritor?

? En un sentido ya muy lejano puede ser que sí, que en todo eso que usted menciona, pero es tema de un libro que quiero escribir. La vida es muy misteriosa, está llena de enigmas y misterios; nosotros mismos somos un enigma.

? ¿La suya fue una infancia feliz o hay en ella algo que pueda reprocharle su alcoholismo?

? Tuve una infancia muy difícil, aunque en momentos feliz, y fueron éstos últimos los que me marcaron mucho, me señalaron varios caminos.

? ¿Qué hizo difícil su infancia?

? Me gustaban mucho los juegos solitarios, quizá con algún amigo, pero nunca dos, no me gustaba, por ejemplo, jugar futbol en grupo. La felicidad estaba cuando lograba estar solo, leyendo, cuando lograba aislarme de todo con la lectura. Mi papá y mi mamá leían mucho y apreciaban la lectura, era una actividad importante para ellos. Mi papá me regaló La isla del tesoro, (Robert L. Stevenson), me contaba cuentos, me leyó El libro de las tierras vírgenes (Joseph Rudyard Kipling), y cuando ya estaba más grandecito me regaló La isla misterios, de Julio Verne, tres tomos de una colección de libros amarillos que no he vuelto a ver.

Empecé a leer y descubrí que era una posibilidad de fugarme del mundo y sus ansiedades y angustias, sin que nadie me cuestionara, al contrario: me apapachaban, decían que era un buen lector, entonces mi vida entera transcurrió así.

Nunca fui un estudiante de llamar la atención, era un lector muy tenaz, obstinado, de modo que cuando entré a la Facultad de Filosofía y Letras ya había adelantado un montón de lecturas. Nunca sentí que tuviera que estudiar literatura, yo creía que la literatura y la pintura, que también la estudiaba y veía, eran actividades que se aprendían privadamente.

? ¿Fue un joven petulante?

? No, nunca, pero un joven tonto sí. Era un joven que no se comportaba como joven, me gustaba mucho la música clásica y tenía amigos que también la apreciaban, y nos juntábamos, no para ir a bailar, sino para ir a los conciertos en Bellas Artes. Ya sabía que iba a ser escritor, siempre lo supe, tenía facilidad. Dice (Albert) Einstein que la prueba de que uno se quiere dedicar o sirve para cierta actividad es cuando se vuelve autodidacta de eso, entonces él cuenta que cuando pasó de la preparatoria al Instituto Tecnológico donde estudió, ya había leído todos los libros de cálculo que existían.

?¿En qué momento su angustia y ansiedad adquieren el rostro del alcoholismo?

?Tenía depresiones como todos los adolescentes, luego vino la época siempre tempestuosa en que se inicia uno en las batallas de amor y le dediqué, como todo adolescente, mucho tiempo a eso, tenía mis novias, pero en un arrebato que no he acabado de entender nunca, dejé la pintura y la escultura y me dediqué a estudiar filosofía. Fue una estupidez, creo que me hubiera ido mucho mejor en la pintura. Por otra parte tenía fobias.

? ¿Qué fobias?

? Agorafobia ?miedo a los espacios abiertos?, y tenía una fobia, que hasta la fecha me parece muy chistosa: un día iba manejando el coche y me dió un ataque de pánico, iba sobrio, alcoholizado no dan ataques de pánico, por eso empieza uno a beber. Entonces empecé a evitar manejar solo y desarrollé una fobia que me duró 15 años. No podía manejar un coche si iba solo, únicamente iba con alguien, aunque fuera un bebé de un año. Un día, estando en Washington, cuando ya había dejado de beber, iba a llegar mi mujer y había que recogerla, había un coche ahí, pero yo busqué un taxi para ir por ella, pero no pasaba nadie, yo volteaba y veía el coche, hasta que me animé, tomé el coche y fui por ella, y me dió tanto gusto darme cuenta que había superado mi fobia que me detuve a mitad de la calle y levanté los brazos en señal de triunfo.

? ¿Superó también la agorafobia?

? Se me quitó cruzando los puentes de París y Versalles. Aunque siempre queda algo.

? Dice que su capacidad de predicar ha perdido filo y brío, ¿quiere decir que una vez que empezó su rehabilitación se volvió usted un redentor de alcohólicos?

? La verdad nunca le dije a nadie ?ni espero decirlo? que deje de beber. El que alguien deje o no de beber es asunto suyo, eso a mí me tiene sin cuidado. Muchos amigos que tenía cuando tomaba, me dejaron de ver cuando abandoné el alcohol, aunque yo les decía que no me importaba si ellos bebían o no, pero me veían como un ojo acusador. No, a mí no me importa si alguien bebe hasta morirse, pero si la persona tiene ganas de explorar la posibilidad de dejar de beber entonces le puede ayudar este libro, o yo personalmente.

? ¿Algún libro lo ayudó a usted?

? No diría yo que me ayudó, pero es una obra que respeto mucho: Bajo el volcán, de Malcolm Lowry, es la gran novela alcohólica o sobre el alcohol. A cualquiera que le guste la literatura tiene que leer esta novela, es un gran libro, más allá de si está relacionada o no con el alcohol.

Es un libro tan bueno que, fíjese usted lo que le hizo al propio Lowry, cuando él se dio cuenta de que no se podía alcanzar o superar a sí mismo le entró tal angustia que acabó matándose, eso y el hecho de que no había Alcohólicos Anónimos (AA) en sus tiempos, aunque quizá él era demasiado orgulloso y complicado y AA sólo recibe a la gente simple y con humildad.

? El beber mucho lastima el buen juicio, las buenas emociones, en este proceso de abstinencia usted logró recuperarlos del todo, ¿qué tanto le costó alcanzar la sobriedad?

? Conforme aumenta el consumo del alcohol menos importa con quién está uno y lo que uno quiere es beber, y a la gente que a uno le gustaría tratar simplemente la evadimos porque estorba para seguir bebiendo. ? Tocar fondo, ¿mito o realidad para la rehabilitación del alcohólico?

? Realidad total, es muy sencillo el concepto: tocar fondo quiere decir que se han agotado las posibilidades de engaño de la persona, el fondo es un momento de lucidez en que en el autoengaño se pierde.

? ¿El antes y el después de su alcoholismo es algo que se percibe en su obra?

? Es muy raro, pero no, es como si la obra fuera un terreno que el alcohol no alcanzó a pisotear. Escribí Cuadernos de Gofa en actividad etílica, tengo un diario de aquella época, y luego ya sobrio escribí otras novelas como El agua grande, y si usted las revisa son igual de malas.

? Es decir, ¿estos 24 años de abstinencia no han abonado nada extra a la tierra de la creación?

? No, no, para nada. Uno es escritor en la circunstancia que sea y porque antes es un lector. Hay un momento en que el gusto por la lectura se desdobla hacia el gusto de producir cosas que se lean, me parecería imposible que alguien quisiera ser escritor sin que le gustara mucho leer, por lo pronto sí le puedo asegurar que me gusta más leer que escribir, y si viniera un ogro y me dijera te vamos a quitar todo y te vamos dejar sólo una cosa: escoge, ¿te dejamos leer o escribir? yo le diría, déjenme leer.

? Usted escribió que dejar de beber e iniciar el camino de una sobriedad es como escribir un poema, hacer una canción o pintar un cuadro, entonces ¿la sobriedad es un arte?

? La creación y el desarrollo de una sobriedad es un proceso muy creativo, no es nada fácil. Yo entré en una clínica, salí un mes después, parcialmente rehabilitado, pero tuve que volver a vivir porque llevaba años borracho, había muchas actividades que no hacía más que bajo el influjo del alcohol, empecé a aprender de nuevo a ser, con toda lucidez. Aprendí, como dice Horacio, a abrazar el día, el hoy, sin pensar en añana.



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