Cuando la editorial Cidcli nació hace 25 años, en el panorama literario mexicano prácticamente no había libros para niños, excepto aquellos concesionarios de los libros de Disney y alguna que otra importación de libros españoles.

En ese entonces, Patricia van Rijhn trabajaba en el área de Publicaciones de la Secretaría de Educación Pública (SEP) haciendo libros para niños, pero como no le gustaba trabajar en el "gobierno" decidió ella misma crear su propia editorial y llamarla Cidcli.

"Me salí y empecé a ver cómo estaba el mercado. Me llamó la atención que todo era traducciones, libros venidos de España o de Disney, pero no había nada de literatura mexicana o latinoamericana en donde los niños conocieran a sus escritores."

Por lo mismo se propuso invitar a autores mexicanos para que escribieran libros para niños. "El primer título fue de Margo Glantz: La guerra de los hermanos, su primer libro infantil. En realidad muchos de los que han escrito para Cidcli nunca antes habían hecho nada para niños. Este es el caso de Severo Sarduy, quien nos entregó Gatico gatico, y de Álvaro Mutis, que escribió La verdadera historia del flautista de Hammelin.

En otros casos, como en el de Mario Benedetti, ella escogió textos comprensibles para niños, pero que el escritor uruguayo nunca pensó para ellos en forma exclusiva. "La literatura para niños no necesariamente tiene que tener un tono especial dedicados para ellos. Los niños entienden más de lo que creemos. Y en el caso de Benedetti incluí tres cuentos de humor negro bajo el título de El hombre que aprendió a ladrar, narraciones que no tienen nada que ver con literatura infantil como tradicionalmente se le concibe".

Igualmente atrajo a su editorial a narradoras como Inés Arredondo, quien escribió La historia verdadera de una princesa en torno de La Malinche, un cuento que todavía se sigue vendiendo, al igual que los relatos de Ricardo Garibay, que publicaron en la primera colección de Cidcli El Quijote Argüendero.

Pero como también le interesaba la poesía, Van Rijhn decidió crear Reloj de versos, una colección en la que han publicado autores como Jaime Sabines, Octavio Paz, Marco Antonio Montes de Oca, Francisco Serrano, Efraín Bartolomé y Fernando del Paso, de quien próximamente publicará su tercer libro para niños: Maricastaña y el ángel, que será presentado en la próxima Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil.

Con estas colecciones y actividad editorial, Van Rijhn buscaba que México tuviera un fondo de literatura infantial y juvenil, una personalidad propia en tiempos en que esta literatura era considerada como de segunda categoría y pocos autores se atrevían a escribir sobre ello. "Al principio me costaba sacarle con tirabuzón los cuentos a los escritores", recuerda.

Ahora, dice Van Rijhn, el panorama literario ya es otro. Muchas nuevas editoriales y colecciones han nacido dedicadas exclusivamente a la edición de libros infantiles como es el caso del Fondo de Cultura Económica o la Dirección General de Publicaciones del Conaculta, que tienen ya todo un catálogo de literatura infantil, sin contar con los grandes consorcios editoriales que han dedicado también sus esfuerzos a este campo.

"Antes sólo llegaban libros de Disney, y no es que esté en contra de ellos pero a los niños hay que darles la alternativa de una literatura de calidad, para que sientan que los cuentos, novelas o poesía son un arte por el que pueden navegar el resto de sus vidas."