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Enrique Diemecke: soy un director transexenal

Juan Solís| El Universal
Lunes 16 de mayo de 2005

A pesar de que hay casos como el de los músicos de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, que en este año han iniciado un proceso de elección de su director titular que involucra a las autoridades, pero no les delega la exclusividad de la decisión, Enrique Diemecke sabe que en este país las orquestas están muy ligadas a las instituciones y éstas a las administraciones sexenales.

Por esta razón un proceso trianual de elección de un director, a cargo de un grupo colegiado, como los que se realizan en sinfónicas de Estados Unidos o Europa, es impensable.

"En México el mecanismo es más difícil. Yo soy un director transexenal y transcambio", dice con la certeza de quien ha dirigido a la OSN bajo los gobiernos de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Vicente Fox.

Otra ligadura de algunas de las orquestas mexicanas, como la OSN, es el sindicalismo. Diemecke alaba la actividad de los sindicatos "en la defensa de los derechos laborales de los trabajadores", y acepta que la orquesta, como parte del INBA, se ve afectada por problemas que pudieran parecer ajenos.

"Siempre he dialogado con los sindicatos en buenos términos. No tratamos sobre problemas sino sobre situaciones. Hasta el momento no he tenido un solo tipo de roce."

La relación laboral de Diemecke con el INBA es a través de contratos de servicios, los cuales, al menos hasta mediados de 2004, estipulaban que sus honorarios mensuales ascendían a 201 mil 750 pesos, según consta en la página web gubernamental Compranet.



Los obstáculos

Cuando Diemecke llegó a la OSN, su objetivo "fue renovar el interés del público y que la orquesta se convirtiera en el atractivo número uno de la ciudad."

Pero en su camino se interpusieron las marchas, la lluvia, el tráfico, obras del Metro y cierre de avenidas cercanas al Palacio de Bellas Artes. Obstáculos que, sin embargo, la gente ha librado cuando un solista destacado toca con la OSN.

"Hay un desencanto general en el mundo entero hacia las salas de conciertos. Son atractivas nada más cuando tienen grandes nombres. La publicidad es muy costosa y no podemos conseguir que los medios se interesen en hacer la publicidad si no hay algo `qué vender`."

Cuando la OSN toca sola ha tenido que echar mano del repertorio mexicano. No tanto del nuevo como de aquel formado por las "10 obras o cinco compositores" que, a decir de Diemecke, conoce el público en general. A saber: las piezas clásicas de Moncayo, Revueltas, Galindo y Chávez.

"Las obras modernas le asustan. ¡Sí, le asusta escuchar a Shostakovich, a Prokoiev! Es más, si con el mismo Moncayo, uno no toca el Huapango la gente ya no respondió."

Cuando se le inquiere a propósito de los llenos que han tenido en Bellas Artes agrupaciones como la Orquesta de Filadelfia, mientras que la OSN en conciertos regulares sólo ocasionalmente llega a llenar su sede, revira asegurando que "si nosotros tocáramos tres veces al año, tendríamos llenos totales. Tocamos 33 programas al año en el Palacio y competimos con toda la oferta de la ciudad."

Otro factor que señala Diemecke, y que es de alcance mundial, es la escasa educación musical en niños y jóvenes. Si el músico tuviera que comparar la situación del interés por la música clásica con la erupción latente de un volcán afirma que "ya habríamos rebasado la bandera amarilla".



La Selección

Diemecke compara a la OSN con la Selección Nacional de Futbol. Al ser una orquesta de carácter nacional, el director se ha preocupado por que los músicos puedan tocar obras de cualquier época respetando cada estilo.

Como representante de México, la OSN ha realizado, al menos en la década de los 90, giras internacionales a Sevilla, España, Portugal y Estados Unidos en el 2002. Desde hace cuatro años no sale del país.

Esta tendencia la han explotado con mayor frecuencia agrupaciones como la Orquesta Sinfónica del Estado de México, la Sinfónica de Xalapa y la de San Luis Potosí, que en los últimos años, con desigual éxito, se han presentado en Europa.

"Para preparar una gira internacional se necesitan como mínimo dos años. Se necesitan los aforos correctos, vender el producto y generar interés en los presentadores. Podemos ir a dos o tres lugares y tocar para 14 personas, como sucedió con ciertas orquestas que salieron de gira a Europa, pero si vamos a salir hay que hacerlo bien."



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