Convencido de que el mural es el medio ideal para plasmar la historia de México, el pintor Marcos Maya Uribe ha dedicado su vida a llevar a la pintura de gran formato, episodios del pasado y presente de nuestro país. Quetzalcóatl, Coatlicue, las cabezas colosales de los Olmecas pueblan los murales de este pintor que registra varias obras de su autoría ?desaparecidas?. Cuatro "muertitos", les llama él: el "Allende", que pintó en la Escuela República de Chile de la colonia Panamericana; un mural que se encontraba en el Sindicato de Trabajadores de la Educación que fue "limpiado" con tiner; "Panoian" lugar de paso que plasmó en el Palacio Municipal de la ciudad de Pánuco, fue quemado por la autoridad máxima del lugar; y "Metro" que se ubicaba en el edificio de las oficinas del Sistema de Transporte Colectivo, el cual desapareció con los temblores de 1985. De las 30 obras de su autoría, la más reciente, bajo el título ?Tlacaélel?, se exhibe por unos cuantos días en la Casa de la Cultura de Azcapotzalco (avenida Azcapotzalco 605, en la colonia del mismo nombre).En el mural, dividido en tres secciones, Maya Uribe representa el momento en que una hormiga, enviada por Quetzalcóatl, lleva a uno de los nahuatlacas, un grano de maíz, en una alegoría del inicio de la agricultura mesoamericana.La escena cobra especial importancia debido a que el mural se presenta en Azcapotzalco, que en náhuatl quiere decir hormiguero.Este artista, quien fue profesor de 1500 niños a la semana durante 35 años y ayudante de Diego Rivera en la ejecución de los murales del Palacio Nacional, sostiene que ?la pintura mural debe hacerse para ser vista por personas de todas las extracciones económicas y culturales?.(Elda Maceda )