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Renace el teatro ?Clavijero? en medio de la turbulencia política y cultural

Luz María Rivera| El Universal
Jueves 16 de marzo de 2000
Con la rehabilitación del recinto, Veracruz buscará recuperar su tradición teatral, precisa la regidora Rosa María Hernández, una de las promotoras del rescate; el edificio aledaño (siglo XVIII) albergará la Escuela de Artes

ERACRUZ, Ver. Ha vuelto a ser el mismo o quizá mejor: renovada su fachada de estilo neoclásico y en el frontispicio la obra en mosaico del maestro Alberto Beltrán, resalta en la pintura fresca y su vestíbulo y espejos dan paso al goce visual de las enormes arañas de cristal cortado, a las butacas y sillas retapizadas en terciopelo rojo sangre, que dan cuenta exacta de la inversión de 8 millones 600 mil pesos para el teatro ?Francisco Javier Clavijero? que recién vio renacer el viejo historial de su construcción no exento de anecdóticas rencillas, que se remonta a 1834.

Presa de incendios y remodelaciones, esta edificación, tal como hoy se conserva, se terminó de construir en 1902 y antes pasó por varios nombres: en 1835 era el Teatro Principal, y después se bautizaría como Coliseo de la Calle de Nava, ?Teodoro Dehesa?, ?Carrillo Puerto?, y finalmente, en 1970, ?Francisco Javier Clavijero?, en honor de uno de los más acuciosos historiadores veracruzanos. Olvidado deliberadamente por los sucesivos gobiernos municipales priístas, durante más de dos décadas el bello edificio sufrió el abandono y la falta de mantenimiento, y sólo era utilizado para la ?entrega de diplomas? de escuelas de nivel básico y medio, y hasta para mítines políticos: precisamente la turbulencia interna del partido oficial en Veracruz, rompió hace tres años una de las puertas principales de cristal biselado. El teatro languidecía: atrás habían quedado las épocas de la zarzuela y de las presentaciones exitosas, como la que en 1966 diera a la entidad un premio nacional, con la obra del grupo de teatro de Ernesto Díaz Reyes, con el montaje de ?¿Quién mató a Virginia Wolf??, según recuerda la actriz Pilar Caro.

Sería hasta el año pasado en que el empeño de un alcalde panista, Francisco Avila, y una regidora perredista de Cultura, Rosa María Hernández, conciliarían visiones y propuestas y materializarían el proyecto de rescate del bello edificio ubicado en la céntrica calle Emparan y que contó con la aprobación, casi inmediata, del Programa de Apoyo a la Infraestructura Cultural de los Estados PAICE, que depende del Conaculta, y que logró inicialmente 2 millones de pesos. Y enseguida surgieron otros aportadores: la empresa TAMSA de larga tradición portuaria y Pemex; la primera con una donación en ?especie? de un millón de pesos y la contratación de Chabela Vargas, como un ?gusto especial? de los directivos de la empresa, aunque aquí muchos opinen lo ?raro? del programa de reapertura para un teatro, y Petróleos Mexicanos, con un millón 200 mil pesos más. El gobierno estatal también se interesó por el proyecto de rehabilitación e incluso, Miguel Alemán quedó ?tan bien impresionado? con el resultado final, que ha decidido comprar y reconstruir el viejísimo cascarón de un edificio del siglo XVIII, que está situado junto al teatro ?Clavijero?, para que se convierta en la ?escuela de artes?, añadiendo así más de mil metros cuadrados al ?Clavijero?.



Ni foro para actos políticos ni ?elefante blanco?

Entrevistada por EL UNIVERSAL, la regidora Rosa María Hernández Espejo es enfática: el proyecto de rescate y rehabilitación del edificio se hizo en un contexto global que sobrepasa a la administración municipal que concluye en este año, y que, de entrada, impedirá que el edificio se vuelva a utilizar para entrega de diplomas de escuelas y facultades y, principalmente, para mítines o actos políticos ?de cualquier partido...?, afirma. Reconoce que habrá ?la queja de los partidos y de escuelas? por el hecho de que, hasta el año pasado en que comenzó la rehabilitación, el ?Clavijero? era gratis para estos eventos, hoy se acabó, dice, y tendrán que buscar otras opciones que tendrán un costo, como el Teatro Reforma, bajo la administración del Instituto Veracruzano de Cultura Ivec y que cobra 15 mil pesos por evento, aunque el dramaturgo Emilio Carballido opine de ese espacio que ?no es un teatro, es un cine acondicionado como teatro...?

La regidora perredista del ayuntamiento porteño admite que, con el rescate del teatro ?Clavijero?, tendrán que afrontar las ?pugnas naturales? entre las personalidades y los distintos intereses que se mueven alrededor de un espacio como éste: desde el empecinamiento de quienes se autonombran ?artistas y actores del ayuntamiento? y que tratan de impedir la entrada y la utilización del ?Clavijero? por otras compañías, hasta quienes peleen por el control total del espacio. Se ríe: dice que prefiere esto al abandono del recinto. De hecho ya se cuenta con un programa para el resto del año 2000 que incluye la vuelta a Veracruz después de 15 años de ausencia de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, y un ambicioso convenio con la Universidad Veracruzana, cuyo prestigio en el área de artes no es sólo nacional sino internacional, y que contempla el retorno a esta ciudad marina, de temporadas teatrales y puestas en escena de obras de dramaturgos contemporáneos. ?Pero no queremos tampoco que el ?Clavijero? sea un elefante blanco; que sea autosuficiente con eventos en que la gente pague sin convertirse en un espacio de élite, y habrá otros en los que será gratuito. Si es verdad que en este sentido tenemos mucho trabajo: hacer que la gente aprecie lo que tiene en Veracruz, que respete el espacio y valore lo que se le está ofreciendo...?, dice Hernández Espejo. Reconoce también que este espacio había sido prácticamente ?secuestrado? en épocas anteriores, tanto por partidos políticos como por políticos e incluso personajes locales.

Rehusa hablar de los cacicazgos, ?me echan encima a la prensa...?, dice la regidora, pero admite que las relaciones tendrán que cambiar de ahora en adelante, el teatro ?Clavijero? tiene que ser ?un espacio para proyectos culturales viables, de todos sí, pero de todos aquellos que presenten propuestas de nivel, no podemos cerrarle las puertas a grupos o compañías, al contrario, queremos que con esto Veracruz vuelva a recuperar su tradición teatral...?

Fuera de la agitación que se avecina, el teatro reabrió sus puertas con Chabela Vargas, quien tuvo oportunidad de ensayar desde tres días antes, quejándose del mal sonido que un operador no pudo controlar. ?Aquí hay excelente acústica...?, dice Juan Carlos Feher Stark, presidente del comité de seguimiento del PAICE, quien prefiere explicar a este diario el trabajo técnico y físico realizado en el teatro: no es una ?remodelación?, porque ello implica, dice, reconstruir, y tampoco es una ?restauración? porque el edificio en sí no estaba dañado. Precisa que al ?Clavijero? se le ?rehabilitó? bajo lineamientos del Instituto Nacional de Antropología e Historia INAH, iniciándose las obras en abril del año pasado, con la intervención de varias empresas nacionales, en convocatorias públicas y restringidas.

El espacio existente entre las filas de las butacas se amplió y aunque ello llevó a restar 10 butacas, en el reacomodo del espacio, que es como una herradura, se ganó en comodidad y mayor visibilidad.

También se hizo la rehabilitación y retapizado de sillas y sillones de palcos y plateas; el alfombrado nuevo y piso de vinil en galería y luneta, la instalación de ?pasos de gato? para el mantenimiento de candiles, la rehabilitación de candiles y arañas, la reposición de ventanas y puertas, la remodelación total de baños que estaban en pésimas condiciones y con tuberías rotas, remodelación de la cafetería que contará, como en el siglo pasado, de un discreto y sobrio bar; la renovación de la mecánica teatral, el equipamiento de la iluminación escénica, sonido e intercomunicación; la instalación de una planta de luz de emergencia, del sistema de hidroneumático nuevo, de fluxómetros y lavamanos electrónicos, de seis compresores de aire acondicionado vital en este calor de trópico, de la reposición de los portones de herrería respetando el diseño original de 1902 y, sobre todo y principalmente, la rehabilitación y acondicionamiento de los camerinos, que ahora cuentan con baños y enormes espejos, una sala de ?calentamiento? para los actores y un sinfín de detalles, tendientes a, efectivamente, ofrecer las condiciones de un teatro en forma, listo para recibir a divos, divas y artistas nacionales y extranjeros. Un teatro para Veracruz, cuna de muchos artistas y de los dos dramaturgos menos reconocidos por los propios veracruzanos pero con una fructífera carrera: Emilio Carballido y Hugo Argüelles.



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