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Pervive el teatro en plazas y callejones

Juan Solís/Enviado| El Universal
Domingo 02 de noviembre de 2003
La compañía española Producciones Inconstantes representó la comedia de enredos Abre el ojo, de Francisco de Rojas Zorrilla

GUANAJUATO. En algunos rincones de Guanajuato, a los que sólo es posible acceder a través de estrechos callejones, subsiste la idea original de don Enrique Ruelas y sus Entremeses Cervantinos.

Y ahí, en la Plaza de San Roque, donde se gestó todo lo que ahora es el FIC, se llevó a cabo una puesta en escena que, con todo y las desventajas actuales del lugar para apreciar el arte dramático, refrendó la maravilla del teatro clásico del Siglo de Oro español.

El grupo ibérico Producciones inconstantes, Teatro y armas teatro, montó Abre el ojo, comedia de enredos surgida de la pluma de Francisco de Rojas Zorrilla, quien tuvo a bien nacer en Toledo, en 1607, y encontró a la muerte en Madrid, en 1648.

La bella iglesia de San Roque, iluminada por la noche, lucía su modesta fachada y hacía de testigo y escenografía para la puesta en escena. La tienda aledaña tuvo que cerrar a la segunda llamada, y los niños que jugaban a la pelota en un callejón lateral tuvieron que mudar de campo.

A la Plaza de San Roque acudieron personas exiliadas del desmadre en que se convirtió la ciudad de Guanajuato el viernes por la noche. Lo que no pudo exiliarse fue el ruido proveniente de los antros alternos. Los actores hacían hasta lo imposible porque sus voces no se perdieran en el espacio carente de acústica, pero en algunos momentos, más que los versos de Rojas, lo que se escuchaba era el mariachi o un grito colectivo.

La compañía española está dirigida por Íñigo Benítez y Emilio del Valle, quien estuvo encargado de la adaptación. En esta ocasión, el director invitado fue Francisco Plaza, directorgerente del Teatro Rojas de Toledo, quien recurrió a una escenografía sobria creada por Paco Leal.

La primera escena se da en la alcoba de doña Hipólita, compartida por el vividor seductor don Clemente. Ambos actores soportaron el frío en paños menores para exponer el conflicto dramático de Rojas. don Clemente no sólo busca los favores de doña Hipólita. En compañía de Cartilla, se enreda con doña Clara y doña Beatriz. La primera tiene amoríos con don Julián y con don Juan. La trama se complica y da un retrato del ambiente picaresco del Madrid de principios del siglo XVII.

El público aplaudió especialmente las actuaciones de Chete Guzmán, en el papel de Cartilla; Rosa Herrera, interpretando a Marichisapa y, sobre todo, al genial José Pedro Carrión, quien encarnó a un concupiscente y picaresco Don Juan.

A los problemas de sonido, se aunaron otros detalles como la inesperada aparición de un perro que cruzó rápidamente el escenario sin intervenir en el drama, pero provocando una risa general entre el público. No obstante los detalles, la apuesta de la compañía se cumplió: demostrar la vigencia de un clásico.



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